martes, 2 de febrero de 2016

NADIE QUIERE LA NOCHE ( DE LAS ELECCIONES ANTICIPADAS )

Por fin, cuarenta y cuatro días después de las elecciones generales, tenemos un candidato propuesto por el Rey para la Presidencia del Gobierno. Pedro Sánchez aceptó y agradeció de inmediato la propuesta formulada por Felipe VI y expuso en una comparecencia pública un interesante resumen de las medidas reformistas que adoptaría el Gobierno que él mismo calificó como "de cambio, reformista y progresista". Sánchez resultó sumamente contradictorio, porque por un lado aseguró que hablará con todas las "fuerzas del cambio" pero a renglón  seguido excluyó de esa relación a todas las fuerzas nacionalistas que defienden el llamado derecho a decidir o son directamente secesionistas. También excluyó al Partido Popular del ejecutivo que tiene en mente, de modo que la expresión "todas las fuerzas del cambio", a efectos prácticos, sólo puede referirse a Ciudadanos y  a Podemos.

  Lleva razón Sánchez cuando echa en cara a Rajoy el no haber hecho ningún esfuerzo, ningún intento negociador en serio, para lograr los apoyos que necesitaba para intentar la investidura. Y hay que reconocerle el servicio que está prestando a España y al buen funcionamiento de las instituciones con su corajuda decisión de ir al debate de investidura. Dadas las posiciones políticas que hemos podido oir estos días, me atrevo a pronosticar que el proyecto de Sánchez es negociar un programa de gobierno con el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, cosa perfectamente posible a tenor de lo dicho por este último, y a continuación poner a Podemos en la tesitura de votar a favor de ese programa reformista o bien provocar la convocatoria de elecciones anticipadas con un voto en contra o la abstención. Sánchez cuenta con el voto en contra del PP ( en justa correspondencia al reiterado no del PSOE al PP y a Rajoy) y también cuenta con el no de los nacionalistas ( con los que sólo se reunirá para decirles que no está de acuerdo con sus exigencias); de modo que la situación sería la siguiente tras pactar las "reformas del cambio" con Ciudadanos: 130 votos a favor (PSOE y C`s ) y 148 en contra (PP, PNV, Esquerra, Bildu y Democracia y Libertad.) Quedarían los decisivos 69 de Podemos, los dos de Izquierda Unida ( que pintan poco) y uno de Coalición Canaria (que pinta menos.) En esa situación, Podemos se vería en el atolladero de dar sus votos o bien enfrentarse a lo que adelantó el propio Sánchez en su comparecencia: los votantes de Podemos no entenderían que no nos pusiéramos de acuerdo para un Gobierno del cambio.

  Muy probablemente el líder de Podemos, Pablo Iglesias, está viendo venir esa jugada y de ahí su creciente irritación contra el Secretario General del PSOE. Para Iglesias el verdadero "Gobierno del cambio" sería uno constituído por el PSOE, Podemos, Izquierda Unida y los nacionalistas y por eso ha exigido al líder del PSOE que se defina entre ellos o Ciudadanos. Pero esa configuración izquierdista y nacionalista es explosiva, sería un suicidio para el Partido Socialista y además haría imposible la aprobación de algunas de las reformas que el país necesita y la propia reforma constitucional defendida por Sánchez en campaña. Así que, en mi opinión, la respuesta socialista al desafío planteado por Iglesias es que el PSOE se entiende con Ciudadanos. Y lo más probable es que iremos a unas nuevas elecciones en las que PSOE y Podemos lucharán a cara de perro por el voto de los ciudadanos  de izquierda y el PP recuperará los votos de los ciudadanos de derecha que sientan como una injusticia el que no se permita formar gobierno a la fuerza más votada el  20-D.  

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