miércoles, 14 de mayo de 2014

MI DISCURSO A LA NACIÓN CATALANA

Estimados amigos: iré directamente al grano, aunque sin ánimo de ofender. Creo que vuestro problema, lo que podríamos llamar el problema de Cataluña en España, no es tanto un problema político como un problema de psiquiatra o de psicoanalista. A vosotros - o a quienes dirigen el proceso que hemos dado en llamar soberanista- os resulta imposible aceptaros como sois, es decir, una parte más de España con sus virtudes y sus defectos.

Os preguntáis seguramente cómo es posible que Cataluña, un territorio más grande, con más población y con más riqueza que la mayoría de países que se sientan en la Asamblea General de Naciones Unidas, no haya conseguido tener un estado propio. Os hace ilusión, al parecer, tener fronteras, embajadas por todo el mundo y un ejército encargado de defender esas fronteras. Os gustaría llevar en el bolsillo un pasaporte distinto del actual. Creéis tener derecho a todo eso y no os cabe en la cabeza la posibilidad de que la comunidad internacional os lo niegue. Y, en efecto, tendríais todo eso - como lo tienen los portugueses, por ejemplo, después de haber formado parte del Reino de España durante algún tiempo- si la historia hubiera ido por otros derroteros. Así que os negáis a asumir la historia, vuestra herencia histórica, como esas personas que se niegan a asumir que son altas o bajas, rubias o morenas, feas o guapas y quieren convertirse en otra cosa distinta de lo que son a base de cosmética o cirugía plástica. Esas personas que no saben aceptarse a sí mismas acaban siendo contradictorias y poco de fiar.

Y la contradición suprema en que habéis caído vosotros o los líderes que dirigen el proceso actual es integraros en una coalición electoral que dice querer "acabar con la Europa de los Estados para ir hacia la Europa de los pueblos". ¿Cómo es posible querer acabar con la Europa actual de los estados cuando en el propio territorio se pretende convocar una consulta ciudadana para dar pié a la constitución de un nuevo estado?

Os han encandilado con un fantasmagórico "derecho a decidir", cuando lleváis decenios decidiendo lo que más os gusta en cada votación que se os ha presentado. Empezastéis por decir sí a la actual Constitución española, como dijeron sí la mayoría de los españoles que en aquella fecha tenían edad para votar. Algunos o muchos, en efecto, no pudistéis votarla porque ni siquiera habíais nacido y ahora os gustaría quizá ser llamados de nuevo para decir sí o no, lo que de nuevo nos lleva a esa dificultad vuestra para asumir la herencia histórica.

Ahora lo que queréis es una votación en la que el sujeto político serían únicamente los ciudadanos residentes en Cataluña y nos negáis al resto de españoles la condición de sujeto político decisorio. Pero si vosotros nos negáis al resto esa condición de sujeto político, ¿ por qué razón el resto sí habríamos de reconoceros a vosotros dicha condición de sujeto político soberano? (Continuará)

No hay comentarios: