domingo, 21 de diciembre de 2014

SE MONTÓ EL BELÉN EN EL ECCE HOMO

El Ecce Homo no es Peñalara ni el Ocejón, como éstos no son el Mont Blanc ni el Kilimanjaro. Pero esta mole pétrea y arcillosa es buen objetivo para un ejercicio senderista sin demasiado esfuerzo: hay que salvar unos 250 metros de desnivel en un trecho de cinco kilómetros y medio, lo que nos da una inclinación media del 4,5% a lo largo de todo el camino, pero han de afrontarse algunos repechos que lo dejan a uno casi sin aliento. El Ecce Homo, en cuya achatada cumbre se han hallado restos de antiguos pobladores celtíberos, es la referencia máxima del llamado Parque de los Cerros,situado en la margen izquierda del río Henares y dentro del término municipal de Alcalá de Henares, lindando con los de Villalbilla y Los Santos de la Humosa. Desde arriba se tiene una magnífica visión panorámica que abarca los valles del Henares y el Jarama, desde Guadalajara hasta Madrid, y con las cumbres del Guadarrama al fondo.

En esta ocasión (último domingo de 2014 antes de la Navidad) se trataba de subir para colocar un modesto Belén en el centro de la inmensa y desolada explanada. Es una tracición que ya va por los tres lustros de antigüedad y que los miembros de la asociación Hijos y Amigos de Alcalá tomaron prestada del Club Alcarreño de Montaña, cuyos miembros también suben cada año a la cumbre del Ocejón con la misma finalidad. Después de reponer fuerzas con vino dulce y pastas y antes de los obligados villancicos, un portavoz aseguró que tienen el propósito de mantener esta tradición tanto si haga frío como si llueva, truene o nieve. Posiblemente lo cumplirán, porque empezaron siendo un par de docenas y en esta soleada mañana del 21 de diciembre eran unas doscientas personas.

Una de las emociones fuertes de esta excursión es contemplar el todoterreno de Protección Civil trepando por la empinadísima ladera. Hay un momento en que uno teme que un descuido del conductor pudiera hacerles caer dando vueltas de campana hasta el fondo de los profundos barrancos excavados por el agua de lluvia. Pero no, consiguen coronar y su presencia ayuda al convencimiento general de que nada malo puede pasarnos.


En una de las fotos se pueden apreciar gran parte del casco urbano de Alcalá y, al fondo a la izquierda, los cuatro rascacielos que coronan el Paseo de la Castellana en Madrid. También se puede ver la Torre de la Garena, que no es que sea la Torre Negra de Montparnasse pero es un esbelto edificio de oficinas en el barrio más reciente de la ciudad cervantina. Felices fiestas e navidad 2014 a todos cuantos visiten esta página y próspero 2015.

sábado, 15 de noviembre de 2014

TODO EL PODER PARA P. I.

¿A nadie le resulta sospechoso o cuando menos chocante que todos los puestos en la dirección nacional de Podemos y en la llamada Comisión de Garantias hayan sido copados por los candidatos propuestos por Pablo Iglesias? ¿No resultan asombrosos estos resultados "a la búlgara" en una formación política que dice querer acabar con la corrupción, renovar la democracia española y abrir un nuevo proceso constituyente para sustituir al "anquilosado" régimen del 78? A partir de ahora, con todos los puestos de decisión bajo su control, Iglesias podrá arrojar a las tinieblas exteriores o quitarse de encima a cualquiera que ose discutir sus planteamientos en el interior de la nueva formación política.

Digámoslo con toda claridad: el método de elección interna elegido por los impulsores de Podemos, siendo en apariencia tan democrático, produce unos resultados que liquidan cualquier posibilidad de debate u oposición interna. Los votantes que con tanto entusiasmo han participado en las redes sociales parecen decirnos: tenemos el líder, él tiene las nuevas Tablas de la Ley, conoce el camino hacia la Tierra Prometida, sólo tenemos que seguir su palabra y todo lo demás vendrá por añadidura.

Imaginemos por un momento que la nueva formación, guiada por el liderazgo clarividente de Iglesias, se hace con la mayoría en las próximas elecciones y que decide, de acuerdo con sus promesas, convocar al pueblo español para un nuevo proceso constituyente. Pero no lo hace con la ley electoral actual, tan imperfecta, sino con una nueva ley que establece el mismo método de elección que el utilizado para elegir el Consejo Ciudadano de Podemos. Tendríamos, pues, una única circunscripción electoral por la que se elegirían los 350 representantes de la soberanía nacional. Cada fuerza política presentaría sus 350 candidatos y cada ciudadano, en ejercicio de su sagrado derecho al voto, tendría la posibilidad de marcar tantos nombres como representantes a legir. ¿Qué sucedería? No hace falta ser una lumbrera para deducir que la formación de Iglesias obtendría, en esas circunstancias, más o menos el 100% del nuevo parlamento español. ¡He aquí el arte de birlibirloque de las llamadas listas abiertas! ¡He aquí la unanimidad total en una sociedad que es plural por naturaleza! Entonces P.I. tendría vía libre para su proclamada misión de barrer España.

viernes, 26 de septiembre de 2014

LA COMPARECENCIA DE PUJOL ANTE EL PARLAMENTO CATALÁN: MUY IMPRESENTABLE

Con asombro creciente he seguido en directo la comparecencia de Jordi Pujol ante el Parlamento de Cataluña. Sinceramente esperaba una actitud un poco más humilde por parte del hombre de presidió la Generalitat durante 23 años y del que posteriormente hemos sabido que era un defraudador fiscal. Pujol ha vuelto a contar una historia que nadie puede creer, pero lo peor es que ha intentado dar lecciones morales a los demás. ¿Cómo puede permitirse hablar de respeto por las instituciones una persona que ha demostrado tan escaso respeto por las instituciones catalanas y españolas?

El expresidente de la Generalitat se ha encastillado en su relato fantasioso sobre aquella herencia procedente de su padre y se ha negado a responder a ninguna de las preguntas que le han formulado los portavoces de los grupos parlamentarios. Y no ha renunciado a la maniobra de envolverse en la bandera y de insistir en que todas las investigaciones que le afectan a él y a su familia no son más que un intento de destruir su obra de construcción de Cataluña y sus servicios prestados, primero en la lucha contra la dictadura franquista y después en el gobierno de Cataluña. En lugar de aclarar sus comportamientos impresentables, Pujol se ha dedicado a reñir a los portavoces de los grupos parlamentarios. Ya sólo queda la esperanza de que lo que Pujol no ha aclarado acabe aclarándose en los tribunales. Pujol ha demostrado que no es un hombre honorable y no sólo ha faltado el respeto a los portavoces de los grupos parlamentarios, sino que le ha faltado el respeto a toda la ciudadanía catalana y española.

viernes, 19 de septiembre de 2014

MI DISCURSO A LA NACIÓN CATALANA ( Y III )


Escribo estas líneas pocas horas después de conocer el resultado del referendum en Escocia y luego de repasar lo que escribí en las dos entradas anteriores que forman parte de este discurso. La reacción de los líderes que dirigen el proceso catalán ha sido ramplona y reiterativa: lo importante -han venido a decir- es que en Escocia han podido votar y nosotros queremos votar. Qué pesadez, queridos compatriotas catalanes, como si no llevárais casi cuarenta años votando en todo tipo de convocatorias electorales, incluido el referendum de 1978 en el que todos aprobamos el actual marco jurídico en que se desarrolla nuestra convivencia.

Pero quiero preguntaros una cosa: ¿Creéis que habría sido razonable ir a un proceso de secesión entre Escocia y el resto de Gran Bretaña en caso de que el resultado hubiera sido al revés y se hubiera impuesto el sí con un 54% de los votos? Pues yo os digo que no -y aquí apelo a vuestro proverbial pragmatismo, a ese acreditado seny que tanto os distingue-, no sería razonable un proceso de ruptura de esta magnitud sustentado en una mayoría tan exigua. Yo no sé en qué estaba pensando David Cameron, o en qué estaban pensando los miembros del Parlamento británico cuando aprobaron un referendum en estas condiciones. Porque lo mínimo que deberían haber exigido es que para negociar la separación primero tenía que haber una mayoría suficientemente cualificada. ¿De cuánto tendría que ser esa mayoría cualificada? En mi modesta opinión, no menos de dos tercios del total de votantes y no menos del 60-65% del total de la población.

Cabe recordar, por otra parte, que en Escocia se ha celebrado un referendum legal mientras que en Cataluña los dirigentes del llamado proceso soberanista pretenden convocar un referendum ilegal. Esos dirigentes y todos los ciudadanos catalanes tenéis un camino perfectamente legal a vuestra disposición: elaborar en el Parlamento de Cataluña una propuesta de reforma constitucional a fin de que sea reconocido en nuestro ordenamiento el derecho de autodeterminación o, como preferís llamarlo vosotros, el derecho a decidir. Esa propuesta sería debatida y aprobada o no en el Parlamento Español. En caso de ser aprobada, habría un referendum en Cataluña similar al celebrado en Escocia; y en caso de ser rechazada, tendríais que aceptar, con gran dolor de corazón por vuestra parte, que sois parte de España y que seguiríais siendo parte de España. Claro está que, si os dejáis embaucar suficientemente por los líderes del proceso, siempre tendréis a vuestra disposición la declaración unilateral de independencia y la insurección. En ese caso, tendríais que aceptar la idea de que, del mismo modo que vosotros podéis empecinaros en el derecho a decidir, el resto de españoles podemos empecinarnos en la defensa de la integridad territorial de eso que, un poco despectivamente, soléis llamar el Estado Español.

De nuevo vuelvo al pragmatismo y con esto termino mi discurso. Hay quien dice que los españoles tendríamos que esforzarnos más por seducir a Cataluña, por seduciros a vosotros, los ciudadanos de Cataluña. Sinceramente creo que los esfuerzos que hemos hecho merecen el calificativo de inhumanos. Hemos llegado al extremo de consentir que en vuestras escuelas, siendo como es la sociedad catalana una sociedad bilingüe, se trate al español casi peor que si fuera una lengua extranjera. En vuestros medios de comunicación públicos el español está prohibido, lo cual viene a ser lo mismo que hacía el Régimen franquista con el catalán. Pero vosotros, o quienes dirigen el proceso, seguís entregándoos cada día al deporte del agravio, pensáis que no os entendemos e incluso que muchos de nosotros vivimos a vuestra costa. Así que, llegados a este punto, creo que lo mejor para todos, vosotros y nosotros, es que nos comportemos como un matrimonio de conveniencia, que al parecer son los más sólidos que existen. Nos conviene soportarnos mutuamente, porque la alternativa, como en la época de la Guerra Fría, es aquello que se llamaba la destrucción mutua asegurada. Después de todo, a vosotros no os ha ido tan mal hasta la fecha presente y a nosotros nos encanta saber que cosas como la Costa Brava, el Parque Nacional de Aigües Tortes,y las ciudades de Tarragona, Lérida, Gerona y Barcelona son y seguirán siendo parte del territorio y del patrimonio histórico, cultural y sentimental de los españoles.

martes, 3 de junio de 2014

LA ABDICACIÓN DE JUAN CARLOS I : OPORTUNA E INTELIGENTE

El reinado de Juan Carlos De Borbón ha sido uno de los más largos de la historia de España. Y sin duda también uno de los mejores. Nadie se atreverá a poner en cuestión los grandes servicios que ha prestado al país, aunque la etapa final de su reinado se haya visto empañada por sus propios errores y por casos de corrupción, como el que afecta a su hija Cristina y su yerno Iñaki Urdangarín. Pero el balance global que hoy podemos hacer es extraordinario, impensable quizá en aquel lejano noviembre de 1975, cuando accedió a la Jefatura del Estado.

Don Juan Carlos demostró una gran inteligencia política al comprender que tenía una absoluta falta de legitimidad de origen, y que esa legitimidad tenía que ganársela con el ejercicio de su mandato. Comprendió que no había otro camino que el de incorporar a España al conjunto de las democracias occidentales. La democracia que hoy disfrutamos los españoles, equiparable en defectos y virtudes a cualquier otra, es obra del pueblo español. El deseo de libertad, de dejar atrás todo lo que había significado la dictadura del general Franco, era imparable. La democracia habría llegado antes o después, con Juan Carlos o sin él, pero el mérito indudable del nuevo Rey fue darse cuenta de todo esto y no convertirse en un obstáculo, sino todo lo contrario, un impulsor y un defensor del nuevo régimen surgido de las elecciones de 1977 y del referendum constitucional de 1978.

Casi cuarenta años después, este Rey enfermo y cansado, tocado en su ánimo por la caída de popularidad, sin fuerzas para afrontar los problemas que aquejan a la democracia y a todas las instituciones españolas, a mí me recuerda en cierto modo a aquel glorioso Carlos V que, sintiéndose viejo y enfermo, cansado de guerrear en todos los campos de batalla de Europa, decidió traspasar el peso de la Corona a su hijo Felipe para retirarse al Monasterio de Yuste. Don Juan Carlos le presta así un último y gran servicio a la democracia española, se lo presta también a la institución monárquica y hace honor a ese refrán tan castellano según el cual "una retirada a tiempo es una victoria".

Algunos han aprovechado el momento de la abdicación para pedir una referendum en el que decidamos si monarquía o república. Incluso han llegado a decir que se trata de optar entre "monarquía o democracia". No cabe mayor muestra de demagogia. ¿Acaso no son monarquías algunas de las mejores democracias del mundo? ¿Acaso olvidan que ese referendum que piden exige una reforma constitucional para la que no existe hoy por hoy el amplísimo consenso que tuvo la Constitución de 1.978? ¿O quizá lo que desearían, como tantas otras voces en nuestra baqueteada historia, es imponer una Constitución apoyada por media España contra la otra media? ¿Acaso es este el momento de embarcarnos en semejante aventura, de gastar nuestras energías en el debate de un posible proyecto de reforma constitucional cuando deberíamos dedicarlas a tratar de resolver los problemas que de verdad afectan a los ciudadanos en su vida cotidiana?

Y a la demagogia de los que sueñan con una República que supuestamente volvería a traernos el Paraíso Terrenal, se ha unido el oportunismo de los nacionalistas, siempre los nacionalistas, tratados con guante de seda por la democracia española y que no desperdician ocasión de plantear en voz alta el conocido y egoísta "qué hay de lo mío". Pero ya habrá ocasión de seguir hablando de la deslealtad absoluta de los nacionalistas hacia España y la democracia española. Estas líneas sólo querían ser un pequeño homenaje a un hombre de carne y hueso, posiblemente con más virtudes y menos defectos que la mayoría de nosotros, que ha sabido ganarse una página brillante de este país al que amamos, aun a sabiendas de que no es el mejor de los posibles.

P. D. Qué placer tan grande escribr esta "entrada" mientras me dejaba acariciar por la voz maravillosa de Ana Belén interpretando los versos del vasco Blas de Otero en "España, camisa blanca de mi esperanza".

sábado, 17 de mayo de 2014

MI DISCURSO A LA NACIÓN CATALANA (II)

Esta discrepancia en cuanto al sujeto titular de la soberanía es un callejón sin salida, que en el pasado casi siempre se ha resuelto por medio del enfrentamiento violento: quien tiene la fuerza obtiene la victoria y quien se alza con la victoria impone sus condiciones. En el mejor de los casos, y llevando las cosas hasta el extremo por esa vía romántica que los líderes del soberanismo han emprendido, nos encontraríamos en la siguiente situación: cada una de las partes niega a la otra su condición de sujeto político soberano y, por tanto, sólo nos quedaría el individuo como portador de unos derechos que son inalienables.

Nos encontraríamos en la situación absurda de emplazar a cada uno de los siete millones de ciudadanos catalanes a optar entre seguir siendo españoles o dejar de serlo y convertirse única y exclusivamente en ciudadanos catalanes. Esto conduciría, ni más ni menos, que a la desmembración de Cataluña, puesto que cada individudo, además de portador de sus derechos políticos, se iría hacia un lado u otro con los aproximadamente 4500 metros cuadrados de territorio que le corresponden a cada habitante de la comunidad catalana. Sería el caos, la peor de las pesadillas.

El derecho de autodeterminación, que es lo que se esconde tras el llamado derecho a decidir, no es aplicable a Cataluña. Pero lo que sí es aplicable, tanto a Cataluña como al resto de España, es el derecho a la integridad territorial de los estados. Este derecho, que nadie discute, es la creación jurídica que ha sido capaz de elaborar la comunidad internacional para preservar la paz. Porque poner en cuestión dicha integridad conduce inevitablemente al conflicto armado. Así que, por muy doloroso que os pueda resultar, queridos compatriotas catalanes la mejor contribución que podéis hacer a la convivencia pacífica es asumir vuestra condición de ciudadanos de un estado al que no queréis - qué le vamos a hacer - pero que os garantiza todas las libertades democráticas y no sólo eso, sino todas las condiciones para el progreso material, cultural y espiritual. A muchos nos habría gustado ser grandes pianistas, grandes escritores, pintores geniales o estrellas de cine, pero hemos tenido que aprender a convivir o a sobrellevar nuestra mediocre condición de ciudadanos anónimos. A vosotros os toca aprender a sobrellevar vuestra condición de españoles de pasaporte, aunque no lo seáis de corazón, cosa que nadie os pide, por otra parte.

miércoles, 14 de mayo de 2014

MI DISCURSO A LA NACIÓN CATALANA

Estimados amigos: iré directamente al grano, aunque sin ánimo de ofender. Creo que vuestro problema, lo que podríamos llamar el problema de Cataluña en España, no es tanto un problema político como un problema de psiquiatra o de psicoanalista. A vosotros - o a quienes dirigen el proceso que hemos dado en llamar soberanista- os resulta imposible aceptaros como sois, es decir, una parte más de España con sus virtudes y sus defectos.

Os preguntáis seguramente cómo es posible que Cataluña, un territorio más grande, con más población y con más riqueza que la mayoría de países que se sientan en la Asamblea General de Naciones Unidas, no haya conseguido tener un estado propio. Os hace ilusión, al parecer, tener fronteras, embajadas por todo el mundo y un ejército encargado de defender esas fronteras. Os gustaría llevar en el bolsillo un pasaporte distinto del actual. Creéis tener derecho a todo eso y no os cabe en la cabeza la posibilidad de que la comunidad internacional os lo niegue. Y, en efecto, tendríais todo eso - como lo tienen los portugueses, por ejemplo, después de haber formado parte del Reino de España durante algún tiempo- si la historia hubiera ido por otros derroteros. Así que os negáis a asumir la historia, vuestra herencia histórica, como esas personas que se niegan a asumir que son altas o bajas, rubias o morenas, feas o guapas y quieren convertirse en otra cosa distinta de lo que son a base de cosmética o cirugía plástica. Esas personas que no saben aceptarse a sí mismas acaban siendo contradictorias y poco de fiar.

Y la contradición suprema en que habéis caído vosotros o los líderes que dirigen el proceso actual es integraros en una coalición electoral que dice querer "acabar con la Europa de los Estados para ir hacia la Europa de los pueblos". ¿Cómo es posible querer acabar con la Europa actual de los estados cuando en el propio territorio se pretende convocar una consulta ciudadana para dar pié a la constitución de un nuevo estado?

Os han encandilado con un fantasmagórico "derecho a decidir", cuando lleváis decenios decidiendo lo que más os gusta en cada votación que se os ha presentado. Empezastéis por decir sí a la actual Constitución española, como dijeron sí la mayoría de los españoles que en aquella fecha tenían edad para votar. Algunos o muchos, en efecto, no pudistéis votarla porque ni siquiera habíais nacido y ahora os gustaría quizá ser llamados de nuevo para decir sí o no, lo que de nuevo nos lleva a esa dificultad vuestra para asumir la herencia histórica.

Ahora lo que queréis es una votación en la que el sujeto político serían únicamente los ciudadanos residentes en Cataluña y nos negáis al resto de españoles la condición de sujeto político decisorio. Pero si vosotros nos negáis al resto esa condición de sujeto político, ¿ por qué razón el resto sí habríamos de reconoceros a vosotros dicha condición de sujeto político soberano? (Continuará)