martes, 29 de septiembre de 2009

MADRID 2016: EL DESTINO DE LA CORAZONADA

Más de medio millón de personas se concentraron el pasado domingo en el centro de Madrid para demostrar, una vez más, el indudable apoyo popular con que cuenta la candidatura de la capital de España para los juegos olímpicos de 2016. Pero este martes, un ácido Forges ( en su papel de humorista de cabecera de muchos) nos ha sorprendido con un chiste en el que nos presenta a su hérore asegurando que "tuve una corazonada, pero ahora, esperando al 2 de Octubre, tengo un retortijón".
¿Será posible que, a la hora de la verdad, el destino de Madrid vaya a ser ese? ¿Nos encontramos en el umbral de una nueva decepción como la de hace cuatro años? El Alcalde parece convencido de que el triunfo está en sus manos, gracias a un proyecto que casi todo el mundo coincide en calificar como muy sólido. Y hasta se ha permitido ironizar sobre la presencia del Presidente norteamericano en Copenhague: "que venga Obama da emoción a la cosa. Vuelvo a recordar que de todos los jefes de Estado el único que puede llamar compañeros al resto de miembros del COI porque ha sido deportista olímpico es el Rey de España".
No creo que ese pasado olímpico de don Juan Carlos sea garantía de nada. Hace cuatro años, en Singapur, el "pasilleo" diplomático de Tony Blair fue mucho más determinante y Londres se alzó con la designación para 2012. Evidentemente, estoy muy lejos de ser un experto en los oscuros mecanismos y equilibrios que llevan a cabo los miembros del COI para efectuar sus votaciones, pero hay un detalle que he comentado con algunos amigos y que no he visto reflejado en la prensa. El detalle es el siguiente: si en el palacio de congresos del Bella Center de Copenhague saliera victoriosa la candidatura de madrid, estaríamos asistiendo a una notable excepción a la regla no escrita de que los Juegos nunca se celebran dos veces seguidas en el mismo continente. Desde la II Guerra Mundial para acá, sólo en una ocasión se dio esta circunstancia: en 1948 se celebraron en Londres y en 1952 fueron en Helsinki.
Ahora nos encontramos con un competidor - Río de Janeiro - que representa a un país - Brasil - cuyo peso en el contexto internacional es superior al de España: no hay más que ver dónde estaba Lula y dónde ZP en la reciente foto de familia que se hicieron los líderes del G-20. Además, Río de Janeiro representa a un continente -América del Sur- donde nunca hasta ahora tuvieron lugar unos Juegos, mientras que Europa los ha acogido en siete ocasiones desde la contienda mundial. Y a Río de Janeiro tenemos que sumar la competencia de Chicago (aunque el movimiento olímpico no guarda muy buen recuerdo de Atlanta 96) y de Tokio, aunque en la capital japonesa ya se celebraron en 1964.
No sé si los responsables de la candidatura madrileña pensaron en este detalle. Algunos amigos me han dicho que sí que lo tuvieron en cuenta y, aún así, decidieron seguir adelante porque no creían que eso fuera un obstáculo insalvable. Esperemos que su decisión haya sido un acierto y que Madrid no reciba un nuevo portazo en las narices.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

SUELDOS Y SUELDAZOS: EL ESCÁNDALO QUE NO CESA

Desde la muy modesta tribuna que es ZD, hemos criticado en ocasiones las retribuciones estratosféricas que se adjudican a sí mismos los que podríamos llamar "grandes de este mundo", aquellos que retrataba Tom Wolfe en La hoguera de las vanidades. Y hasta les hemos puesto nombre, como por ejemplo el señor Francisco González, colocado a dedo por el Gobierno del PP al frente del BBVA, y que se lleva cada año la friolera de casi 20 millones de euros entre salarios, dietas, incentivos y aportaciones a su fondo de pensiones. Una cifra escandalosa donde las haya, aunque el BBVA tenga importantes beneficios, porque para nada se corresponde con el valor añadido que el trabajo del señor González aporta al producto final que el banco ofrece a sus clientes. Lo que ocurre, simplemente, es que el responsable de fijar las retribuciones del señor González es el propio señor González: como si el Director de las Apuestas del Estado tuviera la capacidad de establecer la combinación ganadora de cada semana. Y lo mismo que ocurre con la Presidencia del BBVA ocurre con el resto de grandes bancos y de grandes empresas, hasta el extremo que hoy existe un consenso bastante amplio sobre la incidencia que las retribuciones de los altos ejecutivos tuvieron en la crisis financiera. ¿Qué Bastilla deberíamos asaltar hoy para acabar con esta situación? La injusticia galopante y la confusión parecen constituir el signo de los tiempos.
Pero veamos qué ocurre con los ingresos de los que no pueden fijar la cuantía de sus salarios. El Instituto Nacional de Estadística acaba de dar a conocer su encuesta sobre la estructura salarial en España. Según la nota de prensa distribuida por este organismo dependiente del Ministerio de Economía, el sueldo medio de los trabajadores españoles alcanzó en 2007 la cifra de 20390 euros. Un dato que viene a confirmar las peores sospechas sobre el continuado deterioro de los salarios en los últimos años, quizá como consecuencia de que la mayor parte del empleo que se ha creado era de baja cualificación y mal retribuido; y quizá también como consecuencia de una política empresarial consistente en echar a los más viejos para sustituirlos por jóvenes, además de congelar o recortar el sueldo de "entrada" en la empresa.
Según la encuesta que el propio INE publicó en 1995 (con datos de 1993) la ganancia media de un trabajador español entonces era de 2.789.000 pesetas anuales. Redondeando un poco, nos sale una cifra anual de 16.800 euros. Si a esa cifra le aplicamos la actualización correspondiente al IPC ( un 55,5 por ciento de inflación acumulada entre el 93 y 2007) nos sale que la ganancia media en 2007 tendría que haber sido de 26124 euros anuales. Eso simplemente para mantener el poder a dquisitivo de los salarios. Esta es la situación de los asalariados españoles: ¡el sueldo medio está 6000 euros por debajo de donde debería estar para ser, en términos reales, igual que hace 16 años! Y todavía hay algunos -los que tienen el privilegio de fijar sus propios sueldos - que siguen predicando moderación salarial, despidos más baratos, etc.
Uno que predicaba incansablemente la moderación salarial era Juan Jiménez Aguilar, Secretario General de la CEOE, quien se llevó 1,8 millones de euros en concepto de indemnización cuando el actual equipo dirigente de la CEOE decidió no contar con él. La Ministra de Economía, Elena Salgado, se lo ha reprochado a la patronal y desde la organización que dirige Gerardo Díaz Ferrán han contestado diciendo que esa era la indemnización que le correspondía por despido improcedente. Olvidan un pequeño detalle: el cargo de Secretario General es un cargo electivo, no genera derechos laborales. Es como si José María Aznar, cuando dejó de ser el Presidente del PP, hubiera reclamado una indemnización por despido. Lo que ocurre es que zanjaron sus diferencias tirando de talonario, como tiró de talonario el señor Botín cuando tuvo que deshacerse del señor Amusátegui.
Ha dicho también la CEOE que el dinero es suyo, que ellos son una organización privada que vive de las cuotas de sus afiliados y que pueden hacer con ellas lo que quieran. Por supuesto que el dinero es suyo, pero ¿de dónde sale? Sale de las miserables subidas salariales que tan ferozmente regatean a los 15 millones de asalariados que pisamos la piel de toro.

viernes, 18 de septiembre de 2009

EL GRUPO PRISA LE PONE LA PROA A ZP

En ZD escribíamos no hace mucho sobre la soledad y desorientación en que veíamos atrapado al Presidente del Gobierno. Eran comentarios que venían a recoger una impresión bastante extendida en los ambientes políticos: no hace falta ser muy listo para repasar el inventario de los cadáveres que ha ido dejando en su camino el líder socialista. Y tampoco hacía falta mucha perspicacia para percibir el descontrol interno de un Ejecutivo que hoy anuncia una medida y mañana la rectifica, en función de las reacciones que se hayan producido.
Pero lo auténticamente noticioso - y lo que puede acarrear consecuencias graves para el jefe del Gobierno - es la comprobación (veremos qué pasa en las semanas y meses venideros) de que el Grupo PRISA parece haberle puesto la proa a ZP. El martes y el miércoles de esta semana han aparecido en el diario EL PAÍS dos editoriales que eran como dos misiles directos a la línea de flotación del Presidente. En muy contadas ocasiones el diario que dirige Javier Moreno lleva sus comentarios editoriales a la portada: sólo cuando se producen acontecimientos muy inesperados o de especial relevancia.
¿Qué ha pasado? Casi con toda seguridad hay algo oculto que ha disgustado al grupo PRISA, porque los bandazos o incoherencias de ZP no son argumentos suficientes para que los editoriales figuren en portada. Probablemente es necesario recordar los intentos socialistas de utilizar La Sexta como el núcleo a partir del cual configurar un grupo de comunicación próximo al PSOE: algo parecido a lo que intentó el PP de Aznar con Antena 3 y Telefónica como arietes. Este verano PRISA montó en cólera contra el Decreto Ley aprobado por el Consejo de Ministros para autorizar la TDT de pago, lo cual favorecía directamente a La Sexta, que al día siguiente puso en marcha su canal Gol TV. El jueves el Pleno del Congreso convalidó aquel Real Decreto y EL PAÍS recordaba en su portada que "la Constitución fija que el decreto ley sólo se debe utilizar en casos de extraordinaria y urgente necesidad", circunstancia que no concurría en esta ocasión.
Después de los dos "pepinazos" del martes y el miércoles, EL PAÍS volvía a la carga el viernes, asegurando que el Gobierno practica un descarado "clientelismo digital" y que "perjudica a los ciudadanos (carentes de descodificadores para la TDT de pago) para beneficiar a un grupo de comunicación afín". Muy probablemente esta acusación es cierta, porque resulta muy sospecho que el Gobierno utilizara la vía del Decreto Ley para autorizar la TDT de pago, como era sospechoso que en el año 2006 permitiera que la televisión encargada de ofrecer el Mundial de Fútbol fuera La Sexta, que no tenía capacidad técnica para hacer llegar la señal a todo el territorio nacional.
Pero una cosa son las críticas razonadas y otra lanzar editoriales contra el Gobierno desde la protada. No cabe duda de que PRISA se ha sentido perjudicada (y puede que también cabreada por conversaciones o negociaciones que desconocemos) y ha decidido lanzar un contraataque que puede tener, como decimos, consecuencias muy duras para el futuro de ZP y su Gobierno. Aunque también es cierto que tanto EL PAÍS como sus lectores han cambiado o hemos cambiado. Hubo un tiempo en que el contenido de sus informaciones y su línea editorial venían a ser como la verdad laica revelada para toda la izquierda española. Con los años hemos aprendido que de cuando en cuando se embarca en batallas que obedecen a sus propios intereses, batallas en las que acaba viéndosele el plumero, como a todos.

martes, 15 de septiembre de 2009

SABLES Y UTOPÍAS: UNA HORA CON MARIO VARGAS LLOSA


Hace muchos años, estando yo al frente del gabinete de prensa del Ayuntamiento de San Fernando de Henares, vino a visitarnos una delegación de alcaldes peruanos pertenecientes a la Izquierda Unida del país andino. En la comida que tuvimos con ellos saqué a relucir mi admiración por Mario Vargas Llosa, de quien por aquel entonces había leído un par de novelas que me causaron gran impacto: Pantaleón y las visitadoras y La ciudad y los perros. Mis interlocutores torcieron el gesto como si les hubiera mentado a la bicha y al punto plegué velas, comprendiendo que ellos preferían quedarse en el terreno del Vargas Llosa político y no del Vargas Llosa escritor.
Este sambenito - el de que la gente le juzgue más por sus ideas que por su literatura o que alaben esta última, pero subrayando siempre a continuación las discrepancias con la ideología que él defiende - ha perseguido toda la vida al novelista de Arequipa. Una situación quizá querida o, cuando menos, provocada por él mismo, ya que se ha dedicado intensamente a intervenir en el debate de las ideas políticas, desde sus posiciones iniciales favorables a la izquierda y a la revolución cubana hasta su defensa actual del liberalismo a ultranza.
Tuve la suerte de asistir el lunes, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, a la presentación de su último libro: Sables y utopías. Es una encomiable recopilación de artículos, ensayos, cartas, semblanzas y reportajes que nos llevan por el apasionante recorrido intelectual que ha hecho el autor de Conversación en La Catedral. Vargas Llosa, frente a la despolitización general que se aprecia en el gremio de escritores y creadores, sigue pensando que "el escritor tiene el deber moral de intervenir en el debate cívico, en el debate de las ideas". ¿Y por qué debe intervenir? "Porque la gran diferencia entre Europa y América Latina es que aquí hay instituciones democráticas consolidadas, mientras que allí todo está por definir: todo lo que se ha avanzado puede desaparecer, todo puede dar marcha atrás en América Latina, porque allí no existen los consensos básicos que sí existen en Europa". Para él países como Venezuela, Ecuador, Argentina, Bolivia o Nicaragua son claros ejemplos actuales de retrocesos más o menos graves en las libertades democráticas.
Era inevitable que casi todas las preguntas se centraran en las cuestiones políticas y en sus respuestas Vargas Llosa se mostró implacable consigo mismo y con los demás: "Cometí la insensatez de apoyar a las guerrillas en mi país contra un Gobierno que era democrático; me he equivocado muchas veces, pero en mi descargo debo decir que he reconocido esas equivocaciones y he tratado de enmendarlas. He sometido las ideas a la prueba de la realidad y por eso me he hecho liberal, porque el liberalismo no es dogmático y está dispuesto a aceptar la corrección de la realidad". "Lamento mucho que el Gobierno español apoye a Evo Morales, porque está haciendo una gestión no democrática y racista, lo cual es un tema explosivo en América Latina y especialmente en los países andinos". "Lo de saltarse las reglas de juego es una auténtica epidemia en Iberoamérica, Álvaro Uribe, al intentar su reelección por segunda vez, se está saltando las reglas y lo lamento mucho, porque no se pueden cambiar las reglas de la democracia para favorecerse a uno mismo".
En ZD hemos defendido hace algún tiempo que el evangelio liberal de Vargas Llosa necesita el suave cepillado de esa garlopa socialdemócrata llamada imposición fiscal directa. Es un evangelio casi fascinante en su formulación teórica, pero que en su ejercicio práctico viene a resumirse en el repetido grito de guerra que los ricos y poderosos lanzan contra el Estado: Aparta tus sucias manos de nuestros negocios. Pero nobleza obliga, queridos lectores, así que he aquí el credo liberal, tal como lo define el propio autor en su libro: "El liberal que yo trato de ser cree que la libertad es el valor supremo, ya que gracias a la libertad la humanidad ha podido progresar desde la caverna primitiva hasta el viaje a las estrellas y la revolución informática, desde las formas de asociación colectiva y despótica hasta la democracia representativa. Los fundamentos de la libertad son la propiedad privada y el Estado de Derecho, el sistema que garantiza las menores formas de injusticia, que produce mayor progreso material y cultural, que más ataja la violencia y el que respeta más los derechos humanos. Para esa concepción del liberalismo, la libertad es una sola y la libertad política y la libertad económica son inseparables, como el anverso y el reverso de una medalla. Por no haberlo entendido así, han fracasado tantas veces los intentos democráticos en América Latina.
Un libro altamente recomendable, publicado por la editorial Aguilar, más de cuatrocientas páginas para disfrutar a fondo con la prosa de uno de los mejores escritores de nuestro tiempo y para imitarle en una de sus pasiones irrenunciables: la pacífica confrontación de las ideas.

domingo, 13 de septiembre de 2009

EL "BOTELLÓN" COMO SÍNTOMA Y TRADICIÓN

Habíamos llegado hasta aquella aldea perdida -tierras altas del septentrión alcarreño - en busca de un sitio donde rematar la jornada senderista tomando un buen café calentito. Después de un par de vueltas no conseguimos encontrar ni café ni ciudadanos a los que preguntar, pero en cambio nos topamos con una joya impagable. En una de las paredes del viejo frontón, escrita en caracteres grandes e irregulares de un añil muy desvaído por el paso del tiempo, campeaba esta advertencia: Al forastero que venga a pretender, le cuesta la moza 500 pesetas.
He recordado esta anécdota, entrañable y mínima, leyendo las informaciones sobre los disturbios provocados en Pozuelo de Alarcón por jóvenes que hacían botellón. Me parece que hay un hilo conductor entre el comportamiento de estos mozos de ahora (que no saben lo que es pretender ni se les pasa por la cabeza pagar un peaje por ir con el botellón a otra parte) y el de aquellos otros que escribieron hace unas cuantas décadas el citado aviso para navegantes. Y ese hilo no es otro que el de la rebeldía sin causa, la desorientación frente a un mundo que no controlan, la necesidad de transgredir las reglas, el miedo a separarse de la masa, la búsqueda del propio yo bien diferenciado del yo de los mayores, etc.
Juventud y tendencia al gamberrismo han ido e irán siempre de la mano, aunque por fortuna los que cometen actos tan deplorables son una minoría. En Alcalá de Henares, durante las postrimerías del franquismo, eran famosas las peleas entre los estudiantes de la Universidad Laboral y los chicos del barrio que llamaban Campo del Ángel. El motivo: los chicos autóctonos no veían con buenos ojos el peligro de que las chicas del barrio prefirieran ligar con los "laborales". Tampoco era buena la convivencia con los militares de la Brigada Paracaidista. En cierta ocasión, una compañía arrasó literalmente una discoteca en venganza por una pelea anterior en la que ellos habían llevado la peor parte.
Desde hace algún tiempo los chicos y las chicas se dan al botellón. ¿Por qué? No porque sean peores, o más maleducados o más incívicos que los que les precedieron. Lo hacen, en primer lugar, porque es más barato, porque es lo que está más al alcance de sus menguados bolsillos. Los precios que se aplican en terrazas y bares de copas son escandalosos. Por ejemplo, este fin de semana se celebró en la plaza de toros de Alcalá una "Oktoberfest" al estilo de la que tiene lugar cada otoño en las cervecerías de Munich. Pues bien, medio litro de cerveza costaba 3,70 euros, casi un euro más de lo que cuesta tomarse ese mismo medio litro en la cervecería muniquesa donde Hitler hizo sus primeros pinitos como orador de masas. Y con la diferencia añadida de que en Alemania los sueldos son un 20 ó un 30 por ciento superiores a los de aquí.
En segundo lugar, los jóvenes se dan al botellón porque les divierte más beber en grupo -tanto más cuanto más grande sea el grupo - y porque desentonarían si trataran de ocupar o compartir los espacios que normalmente ocupan los ciudadanos de más edad y más dinero en el bolsillo. Es verdad que lo dejan todo perdido, pero tampoco en esto son los únicos: en la misma Alcalá, el espacio donde se instala cada semana el "mercadillo de los lunes" queda al final de la jornada como un campo de batalla, pero nadie se asusta por ello y el Ayuntamiento cumple diligentemente su obligación de enviar una brigada de limpieza.
Por supuesto que debemos hacer lo posible por recuperar la autoridad de los profesores y de las familias, como ha pedido muy oportunamente el Defensor del Pueblo. Eso lo suscribe cualquiera que tenga dos dedos de frente. Y por supuesto que los padres tienen que ser responsables civiles subsidiarios de los daños o desmanes que cometan sus hijos. Pero no nos engañemos: por la vía represiva no se va a acabar con el botellón. Es una forma de convivencia nacida de la necesidad, es el invento ideado por una generación de jóvenes para cumplir el deseo de estar juntos y de espaldas al mundo de los adultos. Es como los guateques de hace medio siglo, en los que también a veces estallaban broncas monumentales. Y desaparecerá cuando otra generación de jóvenes consiga inventar otra cosa para dedicarse a lo mismo de toda la vida.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

DEBATE ECONÓMICO EN EL CONGRESO: ¿LA BOTELLA MEDIO LLENA O MEDIO VACÍA?

Como era de esperar, el debate sobre la situación económica que atraviesa España se centró en la anunciada subida de impuestos, una medicina amarga que ZP, atrapado entre la espada y la pared, defendió con coraje. En medio del fuego graneado a que fue sometido desde los bancos de la oposición se aferró a su legitimidad para pedir a los ciudadanos, "a los que pueden", un sacrificio fiscal extra con el fin de atender a lo que él considera el asunto capital de nuestra economía en el momento actual: la protección social y especialmente la ayuda a las personas que han perdido su empleo.
En su intervención inicial el Jefe del Gobierno me dio la impresión de ser un náufrago que busca desesperadamente un tablón al que abrazarse. Y ese tablón vino a dárselo, de forma inesperada, la agencia internacional Moodys, dedicada a la calificación de riesgos financieros, que ha decidido mantener para el Reino de España la triple A, un privilegio del que sólo gozan los más solventes, como Estados Unidos, Francia y Alemania.
Lo peor ha pasado ya, repetía ZP en su esfuerzo denodado por hacernos ver la botella medio llena. Y hasta parecía dispuesto a hacerse trampas en el solitario. Aseguró que desde Abril, a pesar del aumento del paro registrado, la evolución del empleo da síntomas de mejoría; y no tuvo empacho en afirmar que la muy etérea Ley de Economía Sostenible será un revulsivo para la recuperación y la creación de puestos de trabajo. Pero ¿cómo podemos creernos que lo peor ya ha pasado mientras siga creciendo la cifra total de parados? Necesitamos, como mínimo, un crecimiento del 2 por ciento para que no haya destrucción de empleo y a día de hoy en lo que estamos es en una caída del 4,2.
Mariano Rajoy empleó un tono menos descalificativo que en otras ocasiones, pero aún así afirmó que "mientras Rodríguez Zapatero siga gobernando la cosas seguirán yendo a peor". A su juicio, con la subida de impuestos la economía sufrirá un nuevo impacto negativo y lo que está haciendo ahora ZP es "pedirle sacrificios a la gente para pagar los errores que usted ha cometido". En la misma línea argumental se situó el portavoz de CIU, Josep Antoni Durán i Lleida, quien considera que la política presupuestaria "está descontrolada", que el Presidente "no genera ya confianza" porque ha tomado las medidas equivocadas además de no haber sabido prever la que se nos venía encima y de haberse enfrentado con los empresarios, que "son los que crean empleo".
¿Dónde meter la tijera? El debate no arrojó luz alguna en este punto, nadie señaló una partida importante en la que pudieran recortarse los gastos de forma drástica. ZP lo subrayó con contundencia frente a alguna medida de poco momento que le sugería Durán Lleida, como suprimir algún ministerio o reducir aún más la presencia de la Administración Central en las Comunidades Autónomas. Dado el tono menos crispado que en ocasiones precedentes, del debate sí salió al menos un compromiso: el de que Rodríguez Zapatero y Rajoy Brey se reunirán para analizar conjuntamente el estado del gasto público, como dos ajedrecistas que se sientan para analizar las posibles variantes de una partida una vez finalizada ésta.
La variante que no supo o no quiso ver el Gobierno es el boquete tremendo que iba a abrirse por el efecto combinado de la caída de ingresos y el aumento de gastos derivado del incremento del paro. Por ese boquete (10 por ciento del PIB previsto para 2009) se le está yendo la vida al Reino de España y hay que taponarlo como sea. Lo taponaremos, de otras peores que esta hemos salido, como decía el gran Fuentes Quintana. Pero vamos a salir cabreando a mucha gente; y ese cabreo se va a dirigir sobre todo contra uno que tuvo una vez la osadía de decir que "bajar los impuestos es de izquierdas". No es que nuestro hombre sea feo, pero como dice la campechana Esperanza Aguirre, calladito habría estado mucho más guapo.

lunes, 7 de septiembre de 2009

A VUELTAS CON EL PODER Y SUS SOLEDADES

El poder no me va a cambiar, les dijo José Luis Rodríguez Zapatero a sus seguidores en la noche memorable del 14 de Marzo de 2004. Pero no pasó mucho tiempo antes de que comprobáramos que aquella era una promesa imposible, puede que bienintencionada, pero imposible. No más pisar el Palacio de la Moncloa, a ZP, con la excusa de actualizar su imagen, le cambiaron el peinado; y los trajes, que casi le hacían parecer contrahecho cuando era el jefe de la oposición, empezaron a sentarle muy bien o por lo menos correctamente, porque alguno de sus asesores tomó la precaución de contratar los servicios de un sastre.
El poder, esa cosa indefinible que, según la opinión más extendida, nunca se comparte, tiene estas servidumbres. Nadie puede salir indemne de una situación en la que todos los que te rodean jamás se atreven a decir no, obedecen sin rechistar, compiten entre sí por el lugar más cercano a tu persona y tratan de adelantarse a tus deseos.
Fui testigo directo del culto a la personalidad de José María Aznar que practicaban los populares y ahora observo desde la distancia el culto de los socialistas a Rodríguez Zapatero. También fui testigo directo -aunque de esto hace ya mucho más tiempo - de cómo Santiago Carrillo les decía a los "renovadores" del PCE en un congreso que él "no era hombre de pactos internos". Carrillo, el abanderado del consenso, el muñidor de la política de reconciliación nacional, no era capaz de consentir una corriente crítica dentro de su propio partido. El poder no se comparte, y la democracia, entendida como la participación colectiva en la toma de decisiones, sigue siendo una utopía.
Pensaba yo en estas cosas mientras leía en el periódico una entrevista con Jordi Sevilla, el hombre que cometió el error imperdonable de decirle al líder que necesitaba un par de tardes para ponerse al día en los asuntos económicos y presupuestarios. Sevilla fue uno de los principales impulsores de la candidatura de ZP a la Secretaría General del PSOE. Pero su destino estaba sellado desde aquel día aciago en que no pudo evitar que los micrófonos captaran lo que estaba diciendo al oído del líder. Ahora, el antiguo Ministro de Administraciones Públicas, condenado al ostracismo, ha optado por irse a la empresa privada, a ganar dinero, ya que influencia política no le quedaba ninguna.
A mí me caía y me cae bien Sevilla, porque es una persona con discurso propio y además un día le oí defender la función pública como un instrumento para favorecer la igualdad de oportunidades y como una vía para el ascenso social de las clases más humildes. También me caía bien Jesús Caldera, que fue la mano derecha de ZP en los tiempos de la oposición y aspiraba a una Vicepresidencia en 2004, pero hubo de contentarse con el Ministerio de Trabajo. Caldera está sufriendo, como Sevilla, los rigores del exilio interior, acceder al líder le resulta poco menos que imposible y muy posiblemente está a la espera de una ocasión propicia para "saltar" del barco y enrolarse en la empresa privada.
El poder no se comparte, quien se hace con él necesita que el espejo le diga cada mañana que es el más guapo, que posee la inteligencia más aguda y el secreto para las decisiones siempre acertadas. El que se hace con el poder necesita contemplar a su alrededor una masa de cabezas obedientes y no descollantes. Si bien hemos de reconocer los avances extraordinarios que se han conseguido, porque antes las cabezas no ajustadas a la norma rodaban físicamente y ahora sólo como metáfora.
En Rodiezmo ZP ha dicho que él no improvisa ni rectifica, sólo se adapta. Y ha prometido que guiará al país hacia la recuperación económica. Yo lo veo a sólo un par de pasos de emprender un camino por el que llevará a los suyos de derrota en derrota hasta la victoria final.

viernes, 4 de septiembre de 2009

EL ESTADO DE LAS CUENTAS PÚBLICAS Y LOS IMPUESTOS

En este primer viernes de Septiembre, primer viernes del otoño político, el Presidente del gobierno se ha reunido de nuevo con los interlocutores sociales para tratar de recuperar el clima de diálogo que se rompió tan abruptamente antes de las vacaciones veraniegas.
Los líderes de la patronal y de los sindicatos han escuchado las explicaciones de Rodríguez Zapatero sobre su proyecto de ley de economía sostenible, un proyecto que se tramitará en paralelo con los Presupuestos 2010 y en el que el Presidente tiene depositadas grandes esperanzas para transitar desde lo que hemos dado en llamar economía del ladrillo a la del conocimiento, la innovación y la productividad.
El encuentro en La Moncloa se celebraba tan sólo dos días después de que el Ejecutivo aceptara en el Congreso un pacto con los grupos de izquierda para retrotraer al 1 de Enero de este año los efectos del subsidio que se concederá a los parados que agoten sus prestaciones contributivas. La fecha del 1 de Enero es tan arbitraria como otra cualquiera, pero resulta más coherente con nuestros usos y costumbres. Su único defecto es que añade más leña a ese incendio en que se han convertido las cuentas públicas.
La crisis, con la furia incontenible de un torrente, se ha llevado por delante el cómodo superávit de ejercicios anteriores. Al gobierno de ZP no le ha quedado más remedio que anunciar una "moderada subida de impuestos", medicina amarga que irá acompañada de otros brebajes cuyo sabor no será fácil de soportar, como la congelación del sueldo de los empleados públicos. Puede que alguno se esté arrepintiendo ahora de la prisa que se dieron en implantar medidas demagógicas e injustas, como la supresión de los impuestos de Sucesiones y de Patrimonio. Aquello fue un agravio contra los sectores menos pudientes de la población y esto que se anuncia ahora (con más hincapié en los impuestos indirectos que en los directos) acabará siendo otro agravio. Creo que fue Antonio Machado quien dejó dicho que "el pueblo nunca invoca la palabra patria, pero, llegado el momento, la compra con su sangre". O con sus impuestos, podríamos añadir ahora.
Con esto de los impuestos, si se me permite la comparación, pasa como con la indisolubilidad del matrimonio católico. La Iglesia siempre ha defendido con uñas y dientes esa indisolubilidad, pero no dejó de conceder disoluciones a quienes tuvieran el dinero suficiente para pagarlas. Ahora se supone, de acuerdo con la Constitución, que todos debemos contribuir al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con nuestra capacidad económica, pero quienes disponen del dinero necesario para constituir una SICAV -sociedades de inversión colectiva- sólo pagan el 1 por ciento de los rendimientos que obtienen. De modo que la anunciada subida -limitada y temporal, eso sí - de la imposición sobre las rentas del capital recaerá principalmente en quienes tienen sus modestos ahorros colocados en deuda pública o depósitos a plazo, es decir, los sectores menos pudientes y las clases medias. Podían habérselo pensado antes de suprimir tan alegremente las figuras tributarias que tan antipáticas resultaban a los ojos de los más ricos y poderosos.
Siempre cuento a quien quiere escucharme el mismo caso, por su carácter paradigmático y memorable: cuando murió don Emilio Botín López, padre del actual presidente del banco Santander, las comunidades autónomas de Madrid y Cantabria pleitearon largamente por los casi 10.000 millones de pesetas que la familia Botín debía pagar en concepto de Impuesto de Sucesiones. Por desgracia, no todos los que abandonan este mundo consiguen dejar una herencia tan envidiable, pero aún así resulta incomprensible que los socialistas se haya dejado arrastrar por los populares a suprimir, de manera muy poco meditada, el citado impuesto. Y los populares no deberían sacar tanto pecho al proclamar sus promesas de "votar contra toda subida de impuestos", porque en buena parte podríamos decir que aquellos polvos trajeron estos lodos. Ellos también son responsables de los problemas de financiación que arrastran las Comunidades Autónomas, problemas que son otra de las patas en que se apoya el desbocado déficit público.