lunes, 29 de junio de 2009

EL TECHO DE GASTO Y LOS PRESUPUESTOS 2010: EL GOBIERNO ZP EN LA ENCRUCIJADA

Gobernar es elegir entre varios caminos posibles, y al optar por uno de ellos, el político, inevitablemente, va perdiendo parte de los apoyos con que contaba. Es imposible gobernar para toda la sociedad. Esas son cosas que se dicen par quedar bien en los discursos y en las entrevistas televisivas. Pero los intereses en juego son tan contrapuestos que no es factible dar con medidas o iniciativas que puedan satisfacer atodos.
La marea de la crisis nos está dejando un déficit asfixiante y en los próximos ejercicios tenemos que retornar a la senda del equilibrio entre ingresos y gastos. Impuestos directos o indirectos, he aquí la cuestión. El Gobierno de Rodríguez Zapatero, sorprendentemente, parecía haber optado por los impuestos directos (un incrmento de la presión fiscal sobre las rentas más elevadas) con tal de asegurarse los votos o las abstenciones necesarias para aprobar el techo de gasto y, un poco más allá, los Presupuestos para 2010. Y digo sorprendente porque el pacto anunciado con los diputados de IU-ICV no encajaba con la línea de un Gobierno que, sin que hubiera una exigencia especial y sin estar obligado a ello, había suprimido el Impuesto sobre el Patrimonio.
Tan sorprendente era la cosa que el pacto sólo duró lo que tardó Durán i Lleida en llamar a la Vicepresidenta De la Vega con la advertencia de que no contaran con ellos para el resto de la legislatura. El Ejecutivo tal vez sintío el abismo abriéndose a sus pies y prefirió rectificar sobre la marcha, optar por el camino más seguro y cargar con el desgaste que supondría romper con el acuerdo apalabrado horas antes.
Lo que se perfila ahora en el horizonte es una posible subida del IVA, con el argumento de que estamos bastante por debajo de la media europea. El problema es que una hipotética subida del IVA, como la muy reciente de tabaco y carburantes, perjudica proporcionalmente más a las capas sociales con los ingresos más bajos. Y se supone que un Gobierno de izquierdas debería aligerar la carga fiscal que soportan esos sectores. Dice la Constitución que cada ciudadano debe contribuir al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica, pero lo cierto es que la tendencia general es rebajar la imposición directa y buscar los ingresos por la vía más fácil de la imposición sobre el consumo.
Hay que reconocer, por otro lado, que la alternativa de incrementar la tarifa del IRPF para determinados niveles de renta tampoco era una solución satisfactoria, por varias razones. La primera, que en esos niveles altos o muy altos de ingresos el número de contribuyentes es muy pequeño; en segundo lugar, que los tipos de gravamen ya son bastante elevados, aunque en otros países de la UE lo sean más todavía; y en tercer lugar, que el problema del Impuesto sobre la Renta es que descansa demasiado sobre los que tienen sus ingresos controlados mediante nómina, mientras que la ocultación y el engaño son la norma general en los sectores no sujetos a nómina.
Así que, mientras la actividad económica no se recupere, y con el déficit público acercándose a un escalofriante 10 por ciento del PIB, el Gobierno se encuentra entre la espada y la pared. Y muy probablemente ha calculado que era más rentable y más seguro un pacto con CIU, que a fin de cuentas transmite un mensaje de moderación centrista, que un acuerdo con las fuerzas situadas a su izquierda, que habría desencadenado todos los rayos y truenos por su presunto radicalismo. Y una gran parte de los perjudicados ni siquiera llegarán a saberlo.

miércoles, 24 de junio de 2009

¿VIVIRÁN NUESTROS HIJOS PEOR QUE HEMOS VIVIDO NOSOTROS?(CONTINUACIÓN)

Leo en el diario EL PAÍS un reportaje de José Luis Barbería en el que se afirma que "nunca como hasta ahora, en siglos, se había hecho tan patente el riesgo de que la calidad de vida de los hijos de clase media sea inferior a la de sus padres". Vaya, vaya, yo creía que esto de la clase media era un invento mucho más reciente, del último medio siglo más o menos. También creía que el progreso ni es ni ha sido lineal y me pregunto si los jóvenes que llegaron a la edad adulta en la época de la Gran Depresión vivieron mejor de como lo habían hecho sus padres en las dos décadas anteriores.
El autor cita la última encuesta de Metroscopia, según la cual el 54 por ciento de los jóvenes entre los 18 y los 35 años no tienen ni proyectos ni ilusión. Al parecer, además, los sociólogos han detectado la aparición de un modelo de comportamiento juvenil y adolescente caracterizado tanto por la negativa a trabajar como a estudiar. Desde luego una cosa es cierta: los que se esfuercen puede que acaben quedándose por el camino y no logren alcanzar sus objetivos, pero los que se dediquen a la vagancia tendrán una vida poco envidiable, tal como ha ocurrido siempre. Esto ya lo advirtieron San Pablo y Lenin: el que no trabaja no come.
Sin embargo, en estos pronósticos tan sombríos yo creo que hay un error de enfoque. Los jóvenes recién salidos de las Universidades o que se disponen a incorporarse al mercado laboral tienden a compararse con la situación de sus padres a día de hoy, pero deberían compararse con la que tenían hace 35 ó 40 años. Pondré un ejemplo que conocí de primera mano. En 1970 un aprendiz electricista de 16 años ganaba algo menos de 3.000 pesetas al mes, es decir, unos 18 euros. Ahora ya no hay aprendices, porque todo el mundo quiere pasar del aula universitaria al despacho con mando en plaza, pero lo cierto es que la actual generación de jóvenes, supuestamente la mejor preparada de nuestra historia, necesita un período de aprendizaje como lo hemos necesitado todos. Y no es lo mismo pasar la dura prueba del aprendizaje a los 15 años que pasarla a los 25, pero difícilmente un recién licenciado, se ponga como se ponga, puede aspirar a ganar más que su padre desde el primer contrato.
¿Cuánto debería ganar hoy un jóven aprendiz de 16 años para ganar en términos reales lo mismo que hace 39 años? En la página Web del Instituto Nacional de Estadística encontramos la respuesta: 323 euros al mes. Pero resulta que el Salario Mínimo Interprofesional está en 624 euros, de modo que un joven que decidiera ponerse a trabajar para aprender un oficio estaría ganando, de entrada, casi el doble de lo que habría ganado hace cuatro décadas. Y con la ventaja añadida de que ese dinero, muy probablemente, sería para él en su totalidad, mientras que hace cuarenta años había que entregarlo en casa hasta la última peseta.
Por otra parte, cabe suponer que la riqueza acumulada por las generaciones que hoy están en la madurez irá pasando, a su debido tiempo, a las generaciones posteriores, con la consiguiente repercusión en sus niveles de bienestar. En resumen, pues, creo que son un poco prematuros y un poco injustificados esos miedos por lo que pueda pasar en el futuro y no me parece que sea tan difícil imaginar a nuestros descendientes con un nivel de vida un poco más alto que el nuestro. La clave estará en cómo evolucione la economía. En los últimos 40 años la renta per cápita de los españoles se ha incrementado, en términos reales, más de un cien por cien. Y a pesar de la crisis actual, es muy probable que vuelva a crecer otro tanto en las próximas décadas. Lo que no podemos saber es si esa renta incrementada estará mejor o peor repartida que ahora. Pero es que el futuro, queridos amigos de la generación desorientada, no está escrito, el futuro hay que currárselo.

martes, 23 de junio de 2009

¿VIVIRÁN NUESTROS HIJOS PEOR QUE HEMOS VIVIDO NOSOTROS?

Decía Keynes que "a largo plazo, todos estaremos calvos". A largo plazo, en efecto, la humanidad asistirá al fin del mundo. Y no hace falta ser un gran profeta para aventurar que ese fin ocurrirá antes de que se apague la estrella que nos da la vida con su luz y su calor. Pero que nadie se eche a temblar porque al Sol puede que le queden todavía ocho o diez mil millones de años. Quizá algunos más. A largo plazo, pues, no hay duda: nuestros hijos -o, para ser más exactos, los hijos de nuestros hijos- las van a pasar canutas, aunque a cambio tendrán la compensación de asistir a espectáculos y acontecimientos que hoy no podemos ni siquiera imaginar. La cuestión es cuando el plazo se acorta en unos miles de años y nos planteamos responder a esta pregunta: ¿vivirán nuestros hijos peor que nosotros? (Continuará...es que tengo el pollo haciéndose en el horno)

viernes, 19 de junio de 2009

¿LE GUSTA A MAFO ESCARBAR EN LA BASURA?

El señor Gobernador del Banco de España ha vuelto a insistir esta semana en la necesidad de aprobar un nuevo modelo de contratación indefinida con el despido más barato. El gran MAFO nunca tiene nada que decir y nada que hacer frente a los "contratos blindados", tan habituales entre los altos directivos de las empresas y la banca. Tampoco le mueven a escándalo los sueldos que se adjudican a sí mismos los presidentes y consejeros de la banca, con grave perjuicio de accionistas, impositores y empleados. Lo que de verdad inquieta a MAFO es que el trabajador injustamente despedido pueda tener derecho a un indemnización decente.
Porque hay que recordar que los famosos 45 días por año de servicio -con un tope de 42 mensualidades- rigen sólo para aquellos despidos que son declarados improcedentes en los tribunales. Cuando el despido está justificado por la mala evolución de la empresa, la indemnización se reduce a 20 días por año y un tope de 12 mensualidades. Hay que recordar, asimismo, que ya existe un modelo de contratación indefinida cuya indemnización por despido es de sólo 33 días por año de antigüedad. Y además debe tenerse en cuenta que en España la inmensa mayoría de los trabajadores están encuadrados en pequeñas y medianas empresas, que tienden a no hacer las provisiones necesarias para las épocas de vacas flacas y, cuando vienen mal dadas, pegan el cerrojazo, se declaran insolventes y a los empleados no les queda otro recurso que acudir al FOGASA, cuyas indemnizaciones están muy lejos de las legalmente establecidas.
En estas circunstancias, Miguel Angel Fernández ordóñez pide un despido más barato: por el camino que nos propone el señor Gobernador toda la contratación laboral acabaría siendo contratación basura, y de ahí el título con que encabezamos estas líneas.
Mientras tanto, en las mesas del diálogo social el Gobierno quiere plantear la posibilidad de una ayuda equivalente al IPREM (Indicador Público de Rentas de Efectos Múltiples) para los parados que agoten todas las prestaciones, algo parecido a lo que ya existe para quienes tienen cargas familiares o son mayores de 45 años.
Está bien, creo yo, que a pesar de los nubarrones que se ciernen sobre las cuentas públicas, se intente mejorar la protección social. Pero una cosa que no entiendo desde hace tiempo es por qué no se trata de impulsar más la contratación a tiempo parcial. No hablo de contratos temporales o contratos-basura, hablo de contratos indefinidos con jornada más corta de lo establecido en convenio y con la correspondiente reducción proporcional de salarios. ¿Cuántos parados y cuántos empresarios podrían estar interesados en firmar contratos para media jornada, por ejemplo? No lo sabemos, pero lo que sí sabemos es que en muchos países europeos el número de contratos a tiempo parcial llega a ser más del 10 por ciento de la contratación total. Entre nosotros son prácticamente inexistentes y no se ve razón objetiva alguna para que la economía española, tan centrada en el sector de los servicios, no pueda generar este tipo de empleos. Me parece que en esas mesas de diálogo social el Gobierno y las organizaciones empresariales deberían plantearse a fondo la forma de estimular el crecimiento de esta modalidad de contratación en el mercado de trabajo español.

lunes, 15 de junio de 2009

LA SUBIDA DE IMPUESTOS Y LA CREACIÓN DE EMPLEO

El Presidente del Gobierno dijo hacia el comienzo de su mandato que "bajar los impuestos es de izquierdas". En vista de cómo han ido las cosas, tal vez podríamos coincidir en que fue una afirmación poco meditada y poco matizada. Y la prueba es que ahora tendríamos que preguntarle a ZP si ha decidio poner en práctica una política de derechas, puesto que el último Consejo de Ministros aprobó por sorpresa una subida de los impuestos especiales sobre carburantes y tabaco.
De hecho podríamos decir que, en efecto, se trata de una medida más propia de la derecha política, partidaria siempre de incrementar los impuestos indirectos y rebajar los impuestos directos, como el IRPF, Sociedades o Sucesiones. Y podríamos decir también que, aunque el anuncio resulte impopular, debemos juzgarlo con cierta benevolencia, al menos por tres razones: El Estado necesita desesperadamente nuevos ingresos fiscales en un ejercicio que va a terminar con el escalofriante déficit de un 10 por ciento del PIB, la subida de los carburantes parece que venía obligada, antes o después, por las normas armonizadoras de la UE, y la subida del tabaco es coherente con la idea de incentivar cuanto sea posible el abandono de este vicio pernicioso para todos. No se olvide que la actual Vicepresidenta Segunda fue la gran impulsora de la actual ley antitabaco.
Lo que pasa es que ahora se demuestra también que el Gobierno se equivocó al suprimir el impuesto sobre el patrimonio. Ese sí que fue un mensaje conservador a todas luces, puesto que esa figura tributaria sólo afectaba a las grandes fortunas. La excusa que se dio para suprimirlo fue la escasa recaudación que proporcionaba, pero resulta que la recaudación adicional que se espera conseguir con la subida de tabaco y gasolinas es bastante menor de la que recibían las arcas públicas con el impuesto sobre el patrimonio. Y una contradicción parecida cabría señalar en relación con el polémico "regalito" de los 400 euros en el IRPF. Ahora ya están pensando en suprimirlo o mantenerlo sólo para las rentas más bajas, que es lo que deberían haber hecho desde el principio.
Evidentemente, la subida de impuestos indirectos no nos va a ayudar a salir de la crisis, pero tampoco nos ayudaría mucho, creo yo, la machacona insistencia de la derecha política y económica en rebajar los impuestos directos, recortar las cotizaciones sociales de las empresas y subir un par de puntos el IVA. No sé si eso nos ayudaría a crear empleo, lo que sí sé es que contribuiría al incremento de las desigualdades sociales.

miércoles, 10 de junio de 2009

LA CENTRAL DE GAROÑA: EL DILEMA NUCLEAR


El Presidente del Gobierno, en las sesiones de control celebradas ayer y hoy, ha dado a entender que se dispone a ordenar el cierre de la central nuclear de Garoña cuando ésta llegue al término de su vida útil, en 2.011. Sus palabras exactas, en respuesta a una pregunta de Joan Herrera, han sido que "la decisión del Consejo de Ministros será coherente con el programa electoral del PSOE". Este programa, en 2004, se comprometía al cierre de todas las nucleares en un plazo de 20 años, pero en 2008 era mucho más ambiguo, de modo que a lo mejor nos estamos equivocando y al final el Ejecutivo opta por una vía intermedia como podría ser la de permitir el funcionamiento de la central por diez años más, pero destinando una parte sustancial de los beneficios a la investigación e instalación de energías renovables.
Desde el punto de vista del abastecimiento energético, el cierre de la planta burgalesa no plantea ningún problema. Su producción apenas representa el 1,5 por ciento del total de energía eléctrica que consume nuestro país, que actualmente está exportando hacia Portugal y Marruecos una cantidad de kilovatios dos o tres veces mayor. Desde el punto de vista económico, sin embargo, Garoña es casi una máquina de hacer dinero. Aunque el Consejo de Seguridad Nuclear ha planteado unas fuertes exigencias inversoras, lo cierto es que sus instalaciones hace tiempo que están amortizadas y, por tanto, Iberdrola y Endesa obtendrían miles de millones de beneficios extra si obtienen la autorización para mantenerla abierta otros diez años.
Gobernar es elegir y resulta imposible dar satisfacción a todos. Si ZP ordena el cierre obtendrá el aplauso de los ecologistas y del amplio sector de la opinión pública que se opone a la energía nuclear. Si permite la prolongación de la vida útil, los satisfechos serán las empresas eléctricas, el amplio sector de la opinión pública partidario del átomo y aquellos cuyos negocios o puestos de trabajo dependen de Garoña. A estos últimos, en todo caso, cabría recordarles que tienen que prepararse para el cierre de la planta, ya sea en 2011 ó en 2020.
Dentro del propio Gobierno y del propio PSOE las opiniones están divididas, y por eso decíamos al comienzo que a lo mejor ZP opta por el camino de enmedio, es decir, autorizar la prolongación y aprovechar el dinero extra para ir ampliando el mapa de las energías renovables. Pero si tomamos al pie de la letra sus palabras en el Senado y en el Congreso, lo que se deduce es que se dispone a hacer lo mismo que con las tropas en Iraq: más vale una vez rojo que cien amarillo.

lunes, 8 de junio de 2009

JORNADA DE REFLEXIÓN

Mientras leo los resultados de las elecciones europeas, se me ocurre que quizá la auténtica jornada de reflexión debería ser la de hoy y no la del sábado. Cómo se dice en el argot popular, necesitamos darle un par de vueltas a esta Europa que parece haber acentuado su tendencia derechista.
En primer lugar, el altísimo porcentaje de abstención, que no es cosa nueva. Durante los días previos se ha culpado mucho a los políticos por esta desafección de los ciudadanos. Es posible que ese análisis sea acertado, que sean los líderes los que no son capaces de hacer llegar al corazón de las gentes la importancia de participar en el confuso y laborioso proceso de construcción europea. Es posible que estén en lo cierto quienes sostienen esta opinión, pero yo no la comparto.
Creo que era el italiano Italo Calvino quien decía que, a partir de los cuarenta, cada uno es responsable de su propia cara. Es decir, que no vale la argucia de escudarse en los otros, que cada ciudadano es responsable de sus actos individuales, es responsable de sus conocimientos y de sus ignorancias, responsable de sus decisiones. Si la abstención daña al proyecto, si la legitimidad de las instituciones democráticas sufre una cierta erosión, la culpa no puede cargarse a la cuenta de un señor como López Aguilar, que tiende a explicarse mal; o a la cuenta de otro señor, como Mayor Oreja, que cada día nos da la tabarra con la dichosa crisis de valores, como si fuéramos adolescentes.
Es verdad que el proyecto europeo tiene grandes defectos estructurales (entre ellos la escasa incidencia del Parlamento ayer elegido sobre la marcha de los asuntos que más nos importan) pero el peor defecto estructural es el de los votantes que, en el ejercicio de su libertad y responsabilidad individuales, deciden quedarse en casa.
En segundo lugar, la debacle socialista y socialdemócrata. Los que mejor aguantan, a pesar de la derrota frente al PP, son los socialistas españoles. En el resto de los países más importantes de la Unión los partidos socialdemócratas obtienen unos resultados decepcionantes. Y lo curioso de esto es que acabamos de ver a qué situación se enfrenta la economía mundial como consecuencia de unas políticas que, en líneas generales, son las que se identifican con los partidos de la derecha. Y estamos viendo cómo se intenta salir de la crisis aplicando recetas sacadas del ideario socialista. Uno tiene la impresión de que los electores europeos quieren -o aceptan- que se adopten esas iniciativas que, en general, suponen un mayor peso del Estado en el conjunto de la actividad económica. Pero desean que los encargados de aplicarlas sean los gobernantes de la derecha, como si temieran un exceso de solidaridad o un exceso de protección social o un exceso de impuestos por parte de los gobernantes socialdemócratas.
En tercer lugar, el significado de los resultados en clave nacional. El PP ha ganado por la diferencia que anunciaban las encuestas, pero se equivocarían sus dirigentes si interpretaran esta victoria como el adelanto de lo que podría pasar en las Generales de 2012. Queda demasido tiempo por delante, el Gobierno de ZP puede rectificar errores y la composición de lugar de los electores será muy diferente cuando se trate de elegir a la persona encargada de dirigir el poder ejecutivo. Una cosa que merece ser subrayada, en el duro panorama bipartidista, es la consolidación de la UPyD de Rosa Díez como un atractivo refugio para la legión de descontentos del PSOE y del PP. Y otra cosa llamativa es que los votantes parecen descontar la corrupción a beneficio de inventario. No se ha detectado en las urnas castigo alguno a los implicados presuntamente en los casos más graves.

miércoles, 3 de junio de 2009

¿BROTES VERDES O BROTES DE HUMOR NEGRO?

"Francisco Camps es el más honorable de todos los españoles". Lo dijo Jaime Mayor Oreja en el mitin gigantesco que los populares celebraron en la plaza de toros de Valencia. Puede que sea verdad eso de que el Presidente de la Generalitat valenciana es el español que puede presentar una hoja de servicios más limpia, pero resulta defícil creerlo en vista de lo que ya sabemos sobre sus relaciones estrechas con personajes que medraron a la sombra del poder valenciano.
Lo que hasta ahora no sabemos del llamado caso Gürtel deberían investigarlo los tribunales sin que el partido de los presuntos implicados proclame a los cuatro vientos que se trata de una campaña de desprestigio contra toda la organización. Ya está claro que el PP trata de presentar su hipotética victoria en las urnas como una absolución popular a sus dirigentes enfangados en feos asuntos de corrupción. Pero en el estado de derecho los que juzgan si hay o no hay delito son los tribunales y no las asambleas mitineras donde el entusiasmo se desborda al grito de "todos te queremos, Paco".
Los detalles, ay los detalles. En esas cosas mínimas en las que nadie repara se labran la ruina de los criminales y la gloria de quienes les persiguen. Al Capone no cayó en la cuenta de que los apuntes en los libros tenían que cuadrar unos con otros y de pronto apareció un administrativo minucioso que lo envió a la sombra por una larga temporada. No sé si los lectores de ZD recuerdan la historia de aquel diputado español que fue detenido a la salida de unos grandes almacenes en Londres. No había caído en el detalle de que alguien podía ver aquella disimulada habilidad con que iba metiéndose bisuterías en los bolsillos. En un intento desesperado de subsanar el error, el diputado cleptómano declaró que no podía entender cómo aquellas cosas sin valor alguno habían ido a parar a sus bolsillos y exhibió su credencial de parlamentario para demostrar que él era el más honorable de todos los españoles.
Ahora estamos en el detalle de los trajes. ¿Cómo es posible - nos preguntamos muchos- que un hombre que maneja un presupuesto de miles de millones se haya dejado enredar en un asunto tan nimio? Cuando la caída de Mario Conde -otro que manejaba miles de millones, que tenía una corporación industrial que significaba el 1 por ciento del PIB de España y que podía adjudicarse a sí mismo el sueldo que le diera la gana - yo también me preguntaba cómo era posible que al final lo hubieran encausado no por el cataclismo que ocasionó en Banesto sino por la desaparición de 300 miserables millones. Camps asegura que siempre paga sus trajes en efectivo, detalle este que ya lo convierte en sospechoso por su anacronismo. Y como es un hombre honorable, el más honorable de España, cree que todos sus conciudadanos son igual de honorables y no tiene la precaución de guardar los recibos, por si le han colocado mál las hombreras o los forros se deshilachan.
Así que la afirmación de Mayor, el hombre de los valores eternos e inmutables, se nos antoja un tanto precipitada y arriesgada, fruto posible del subidón que tiene que darle a uno cuando se ve ante veinte mil gargantes que gritan ¡a por ellos! Habíamos comenzado la jornada con los brotes verdes detectados en las oficinas del INEM y la terminamos con brotes de humor negro en el más grande mitin celebrado en lo que va de campaña. Dos por el precio de uno, habría dicho Felipe González.