jueves, 31 de enero de 2008

EN LA HORA DEL ADIÓS A RNE

Estamos en el Comedor de Invitados de RTVE en Prado del Rey. Primera y última vez que vamos a disfrutar de este privilegio, porque todos los reunidos para este desayuno integramos la partida, no de facinerosos, sino de honrados y modestos trabajadores que se desvinculan de la empresa a partir de mañana, día 1 de Febreo de 2008. Un representante de la Dirección -mi tocayo Santiago González- está dirigiéndonos unas amables palabras de agradecimiento por nuestro esfuerzo y nuestra entrega a lo largo de todos estos años, pero yo he volado hacia atrás en el tiempo y estoy viéndome a mí mismo, con menos canas y menos michelines, conduciendo por una carretera solitaria - la Nacional 211- que atraviesa un paisaje mítico de la infancia: las Parameras de Molina.
¿Hacia dónde me llevaba aquel viaje de más de cuatrocientos kilómetros, en una tarde de abril - aniversario de la Revolución de los Claveles-, a través de las provincias de Guadalajara y Teruel? Me llevaba hacia una nueva vida. Y esta mañana, mientras escucho las palabras que caen sobre nosotros como una lluvia mansa y un poco melancólica, mis ojos se llenan de lágrimas sólo con recordar los nombres que jalonaron aquel recorrido iniciático: Torija, Alcolea del Pinar, Anquela del Ducado, Maranchón, Molina de Aragón, Monreal del Campo, el puerto Mínguez, las Traviesas, Alcorisa, Calanda, Alcañiz...Desde la melancolía de hoy me remonto a la alegría inmensa de aquella tarde y trato de averiguar qué sentimientos de entonces me han acompañado a lo largo de toda mi trayectoria en RNE. Y encuentro que la gratitud a esta empresa domina por encima de todos los demás.
Estoy muy lejos de verme a mí mismo como uno de esos japoneses que cantan, o cantaban, cada día el himno de la empresa antes de comenzar su jornada laboral. Pero no puedo olvidar que fue esta empresa - esta y no otra- la que me dió la oportunidad de ejercer la profesión para la que me había preparado con mi errático paso por la Universidad. Ya no era yo ningún jovencito cuando lo conseguí. Era más bien un padre de familia en ciernes, con graves obligaciones que me cerraban por completo la vía del meritoriaje como becario, a la espera de un contrato basura que pudiera transformarse, con el correr del tiempo, en algo más decente. Tenía que conseguirlo de un sólo golpe, mediante un "pelotazo", según esa expresión tan gráfica y certera acuñada, creo, por los sevillanos. Y aquellas oposiciones -marzo de 1.985-, a las que concurrí armado con mi pequeña Olivetti Lettera DL, han sido el pelotazo de mi vida.
Se critica con frecuencia, por diferentes razones, a los medios públicos y, en general, al sector público empresarial. Pero lo cierto es que, en aquella época, RTVE era la única empresa de comunicación importante que ofrecía puestos de trabajo estables y bien remunerados, a los que uno podía aspirar en régimen de libre competencia. Y ese simple hecho le confiere, según mi modesta opinión y mi modesta experiencia, una superioridad moral que está fuera de toda discusión. No hablo de las personas -que todas tienen la misma dignidad y me merecen la misma consideración, trabajen para la empresa que trabajen-, hablo de las empresas, de los intereses empresariales. Y en esta octava Legislatura he vuelto a tener otra prueba de esa superioridad moral, cuando se intentó sacar adelante el Estatuto del Periodista Profesional. Los principales medios de comunicación privados, sobre todo los medios escritos, se conjuraron en Santa Alianza para echar abajo el proyecto. Así les resulta más fácil explotar y manipular a los jóvenes que empiezan, con la esperanza de abirse un camino en esta profesión. Estoy seguro de que una amplia mayoría de mis compañeros de la Asociación de Periodistas Parlamentarios comparten esta opinión, que nunca veréis reflejada, queridos blogueros, en los editoriales. Ocurre, sencillamente, que los de la clase de tropa miramos la realidad desde una perspectiva muy diferente de la que emplean los que escriben editoriales.
Muchos años después de esto que cuento, se emplearía el déficit de RTVE y los altos costes de explotación, como argumento para justificar la actual reducción de plantilla y otras que vendrán en el futuro. Es verdad que un servicio público -como pasa con la Sanidad o con la Educación- que se quiere prestar pagando sueldos dignos ( aunque menguantes en los últimos ejercicios ) y respetando los derechos sociales y laborales de los trabajadores, siempre resultará caro. Lo único que resulta barato es la explotación. Y, a pesar de todo, no creo que RTVE resultara más cara que las radiotelevisiones de los países con los que nos codeamos en la esfera internacional. Pero las críticas hicieron mella, y los representantes de la soberanía nacional decidieron que los españoles no se gastarían en su radiotelevisión pública lo que se gastan los británicos, los franceses, los italianos, los alemanes o los austriacos. Esto es lo que hay y no tiene vuelta de hoja: esa decisión política es la que nos ha traído a este desayuno opíparo que estamos disfrutando en el Comedor de Invitados de Prado del Rey. Un desayuno que viene a ser como la escenificación final de aquella promesa tan solemne que hizo en su día el Presidente del Gobierno: nadie será abandonado a su suerte.
Ese sentimiento de gratitud del que antes hablaba no sólo se debe a la forma de ingreso. Se debe también a las oportunidades que me ofrecieron una vez dentro, y entre las que yo destacaría los años que pasé siguiendo las actividades del Jefe del Gobierno, y también estos últimos cuatro años, dedicados a la información parlamentaria. Se debe a la forma en que me dejaron ejercer mi profesión, a la forma en que fueron respetados mis derechos sociales, laborales y profesionales. Se debe al trato con tantos compañeros, con los que tuve la suerte de compartir algunas de las horas mejores de mi vida. Y se debe, en fin, a unas condiciones de salida que nos ofrecen la oportunidad -otra más- de gozar una nueva vida, antes de adentrarnos en lo que podríamos llamar las brumas de la tercera edad. Honradamente, creo que no se puede pedir más. Si se me permite parafrasear los títulos que pusieron a su memorias dos grandes hombres como Pablo Neruda y Marcelino Camacho, yo diría confieso que he vivido, confieso que he luchado y confieso que he sido feliz.
Sólo un sentimiento de autocrítica, desde el punto de vista personal y colectivo, en esta mañana de despedidas: creo que hemos sido demasiado "blandos" frente al poder. Hablo del poder de ahora y de todos los poderes que se han ido turnando en treinta años largos de democracia. En Sueños de un seductor, que también data de hace más de tres décadas, al personaje que interpretaba Woody Allen se le aparecía el gran Humprey Bogart, como un ángel de la guarda dispuesto a guiarle por el tortuoso camino hacia el corazón de la heroína. Pero los consejos del mito, en la mente aturullada del personaje, siempre se resumían en lo mismo:
- Tienes que ser más duro con las chicas, muchacho.
Y el pobre Woody, abrumado y desvalido, como esos ligones de playa pequeñitos que dibuja Forges frente a las "macizas" gigantescas, siempre tenía preparada la misma respuesta:
- Sí, claro, tienes que ser más duro con las chicas. Eso es muy fácil decirlo cuando te llamas Humprey Bogart.
Creo que el poder -cualquier poder- nos habría querido mucho más, nos habría respetado mucho más, si hubiéramos sabido encontrar el camino para ser mucho más duros en nuestros tratos con sus representantes. Pero no tuvimos la suerte de contar con un ángel de la guarda que nos guiara en las peores encrucijadas.

martes, 29 de enero de 2008

LOS GRUPOS PARLAMENTARIOS LE SACAN LOS COLORES A SOLBES CON EL ASUNTO DE LOS 400 EUROS

Al pacífico y sosegado Pedro Solbes la chistera de su jefe le está provocando graves quebraderos de cabeza. Primero fueron los 2.500 euros por cada nuevo hijo, que luego el Vicepresidente económico y su equipo tuvieron que encajar a martillazos. Y ahora esto de rebajar las retenciones a cuenta del IRPF en 400 euros. Poco a poco se van perfilando los detalles, pero primero se dijo que era para este ejercicio; después, que para toda la legislatura. Primero, que se pagaría en uno o dos plazos; luego que en las retenciones que nos hacen mes a mes. Al final, parece ser que se incluirá como una nueva deducción, todavía sin nombre, en la próxima reforma del Impuesto. Pero sigue sin aclararse si será sólo para asalariados y pensionistas o será para todos los contribuyentes. Al paso que vamos, tendremos que acabar pensando de Rodríguez Zapatero lo que Manuel Azaña, que era un malvado, pensaba de Ortega y Gasset: que no tenía ideas, sólo ocurrencias.
He pasado la mañana en el Congreso, donde Pedro Solbes, con su flema característica, ha defendido la propuesta asegurando que "es una medida que a quien tenga unos ingresos anuales de 12.000 euros le supone el 60 por ciento de sus obligaciones con Hacienda y a quien gane 120.000 le supone un 1 por ciento. Pero cada uno lo puede valorar como quiera". Esto es lo que decía el Vicepresidente a las puertas de la Sala Internacional de la Cámara Baja, donde los portavoces de los grupos parlamentarios le esperaban pasando los cuchillos dialécticos por el esmeril. Poco antes, en los Desayunos de RTVE, el Presidente del Gobierno había dicho que "no hay un sólo español al que se pueda pensar que se le compra el voto. Eso es un insulto a la ciudadanía. Los españoles han demostrado su inteligencia política y este es un compromiso de alguien que se presenta a la Presidencia del Gobierno".Puede que ZP tenga razón, pero el caso es que la forma de presentar la promesa les ha hecho recordar a muchos las palabras que los caciques de antaño podían susurrar en los oídos de los votantes, por supuesto desde la proclamación solemne de que nadie quiere comprar el voto a nadie.
El primero en abrir el fuego graneado contra Solbes, desde los elegantes sillones de cuero rojo, ha sido Gaspar Llamazares, a quien le ha salido un animoso competidor en el ciberespacio, un competidor, más bien alter ego, que se llama Gaspy y que se dedica a desfacer entuertos lanza en ristre. El líder de Izquierda Unida ha dicho que "estamos ante un cambio de ciclo que genera inflación y aumento del paro, y que exige medidas progresistas, no iniciativas inspiradas en el modelo de Bush. Esto es un esperpento en boca de un partido de izquierdas, que, por un lado, se niega a incrementar el fondo de acogida para inmigrantes y luego tiene toda la manga ancha para gastarse 5.000 millones en regalos electorales". El más duro de todos los portavoces ha sido esta mañana Josep Sánchez Llibre, que ha hecho una magnífica representación del catalán emprenyat, el catalán cabreado. Seguramente, el enfado del portavoz de CIU estaba causado porque en su coalición creen que el Gobierno les ha copiado la idea, pero de mala manera. Ellos proponían rebajar las retenciones a cuenta en un 5 por ciento desde comienzos de este año, pero esto que anuncia el Ejecutivo les parece un cheque-regalo. "Esta promesa, señor Solbes -añadía Sánchez Llibre- nos parece muy poco seria, muy poco rigurosa, totalmente electoralista, inmoral y perversa, que va en la dirección de la compra y el mercadeo de los votos de todos los españoles". En caso de llegar a aplicarse, CIU reclama que los autónomos -un granero inmenso de votos- no queden excluídos.
La popular Ana Torme quizá se ha visto desbordada por la agresividad verbal que mostraba el portavoz nacionalista, porque se ha limitado a sumarse a las palabras dichas por Sánchez Llibre. A su juicio, lo que hace falta son reformas estructurales como la que ha propuesto el PP y "no parches que son simples regalos electorales para comprar votos". Un poco antes de esto, su jefe, que le hacía contraprogramación a ZP desde Antena 3 Televisión, había dicho que esta iniciativa del Gobierno le parece injustísima.
Esperábamos una respuesta de Solbes, que había acudido a la Sala Internacional para defender un Decreto con el que se arregla el descosido presupuestario que provocó el veto del Senado. Pero el Vicepresidente no se crece con los castigos, como los leones del famoso poema de Miguel Hernández. El va a su ritmo, nada de aguas turbulentas, nada de entrar a los trapos que tan arteramente le estaban enseñando los portavoces. Si hay que explicar algo, se convoca una rueda de prensa y santaspascuas. Y eso es lo que ha hecho, reunirse con los informadores para asegurar que lo de los 400 euros "es una idea bien calculada, bien diseñada, coherente y consistente con la reforma fiscal que llevará a cabo el Gobierno". Lo malo es que hace sólo tres semanas dijo en el Congreso que la idea de rebajar un 5 por ciento las rentenciones, como proponía CIU, sería peligrosa porque añadiría más leña al fuego de la inflación. Pero donde ZP necesita ahora madera y más madera es en la locomotora electoral hacia el 9-M.

JOSÉ BONO DESPLIEGA SUS ENCANTOS ARROLLADORES

Después de la Diputación Permanente, que ha sido una faena de aliño, me he ido a comer en el Club Siglo XXI. La estrella invitada era el ex-Presidente de Castilla la Mancha y candidato socialista por Toledo. Bono es un buen cristiano y un buen socialista, siempre temeroso de Dios y más temeroso aún de la Santa Madre Iglesia, con la que recomienda no topar bajo ningún concepto. Es un malvado de tomo y lomo, aunque yo creo que sus maldades son pecadillos veniales que no ponen en riesgo su camino hacia la salvación. No sé, queridos "blogueros", si recordáis una serie de televisión de hace muchos años que se llamaba Dallas. Había dos hermanos de una familia de potentados que explotaban pozos petrolíferos en Texas. Eran como Caín y Abel. Uno era malo, malísimo, hasta el extremo de hacerse simpático a los espectadores; y el otro era bueno, buenísimo, hasta parecer un poco tonto.
A mí Bono me recuerda a J.R., el hermano malo, y por eso me cae bien, a pesar de que su inteligencia superior no para de maquinar maldades. Hoy las ha despachado en todas direcciones, empezando por los propios anfitriones, cuyo almuerzo ha calificado de extravagante. De Rajoy piensa que no tiene ninguna posibilidad porque sufre el pecado original del "dedazo" de Aznar ( "padre está moribundo y los hijos, en lugar de llamar al médico o al cura, se han ido al notario para repartirse la hijuela"). La hijuela, qué bella palabra, muy usada también en mi querida tierra alcarreña. De Ruíz Gallardón, discrepante excluído de las candidaturas del PP, Bono piensa un poco despectivamente que va por ahí comportándose como una viuda desconsolada. Pero el ex-Presidente de Castilla la Mancha, cuando desenvaina, no hace distingos. De Felipe González cree que "era un jarrón que hablaba"; en cuanto a Almunia, señalado por el "dedazo" de González, piensa que tenía "tantas posibilidades de ser Presidente del Gobierno como yo de ser Cardenal Primado de España". Y la perla final, queridos "blogueros", dedicada al hombre que patronea ese barco seguro que al parecer es la economía española: "yo voy de remero en este barco, y me fío del capitán que habita el puente, aunque el rumbo no lo veo".
Este es el hombre que aspira a presidir el Congreso de los Diputados en la próxima legislatura. Nos vamos a divertir mucho viéndole conducir los debates reglamento en mano. Él asegura que no piensa cambiar ni una sola de sus ideas con tal de asegurarse un sólo voto. También presume de haberse afiliado al PSOE en 1.969. Alguien le pilla en falta y le recuerda que, en todo caso, se afiliaría al PSP, que no era la misma cosa. El PSP de Tierno Glaván y el PSOE de Felipe González fueron adversarios en la arena política al menos hasta las Municipales del 79, las primeras de la era democrática. Pero Bono, maestro en la fabricación de titulares, no está dispuesto a que la realidad le eche abajo ni un sólo matiz de su brillante discurso: "todos luchábamos por los mismos ideales de libertad, justicia e igualdad". Así vamos escribiendo la historia.

domingo, 27 de enero de 2008

¿DEBERÍAMOS CAMBIAR NUESTRO SISTEMA ELECTORAL ? ( Y II )

Concluíamos nuestra anterior "entrada" señalando un conjunto de objetivos que debería perseguir un hipotético cambio de la Ley Electoral. Entre ellos, el de un reparto más equitativo de los escaños en el Congreso. Para darse cuenta de hasta qué punto una determinada fuerza política está siendo perjudicada con el sistema actual, basta con echar un vistazo a los resultados en las Generales de 2004 ( entre paréntesis el número de escaños conseguidos ):
PSOE.....10.909.687 ( 164 )
pp......... 9.630.512 ( 148 )
IU.......... 1.269.532 ( 5 )
CIU....... 829.046 ( 10 )
ERC....... 649.999 ( 8 )
PNV........ 417.154 ( 7 )
C C ......... 221.034 ( 3 )
BNG ....... 205.613 ( 2 )
Como puede verse, IU fue la tercera fuerza en número de apoyos populares, pero quedó relegada al sexto lugar en número de diputados. Pero el problema no es sólo que este injusto reparto contribuya a poner en peligro la propia supervivencia de la coalición de izquierdas. El problema es que "impide" el nacimiento de otras fuerzas de ámbito nacional, sea cual sea su orientación ideológica. Nadie dispone de una varita mágica para saber qué pasará el día 9 de Marzo, pero el destino de la UPD de Rosa Díez y Fernando Sabater podría ser muy ilustrativo a este respecto: lo más probable es que no consiga ni un sólo diputado, aunque cuente con más de medio millón de votos, mientras que el PNV, por ejemplo, con poco más de 400.000 seguiría con sus 7 diputados actuales.
¿Qué hacer? Lo más democrático, sin duda, sería suprimir la circunscripción provincial y establecer la circunscripción única o bien, como solución intermedia, el distrito autonómico. Pasar de 52 a 17 circunscripciones ( más Ceuta y Melilla ) sería un avance extraordinario, pero ambas soluciones -el distrito electoral único y el autonómico- presentan el mismo inconveniente: hay que reformar la Constitución. Y ya hemos visto en la octava Legislatura que mucha voluntad de hacerlo no hay, amén del procedimiento tan complejo que se exige para la reforma.

Desde diferentes ámbitos políticos y académicos se ha propuesto un cambio muy sencillo, que sería bastante fácil de aplicar y que tendría efectos muy beneficiosos. Se trataría simplemente de elevar el número de diputados desde los 350 actuales hasta el máximo de 400 que permite la Carta Magna. Paralelamente, se crearía una nueva circunscripción estatal a la que le corresponderían esos 50 escaños adicionales, escaños que se asignarían a las distintas fuerzas políticas tomando en cuenta sólo aquellos "restos" que no hubieran podido convertir en escaños en las circunscripciones provinciales. Tomando como base los resultados de Marzo de 2.004, la composición del Congreso habría sido la siguiente ( entre paréntesis los diputados reales que obtuvo cada partido ):
PSOE........ 183 ( 164 )
PP............ 166 ( 148)
IU............ 14 ( 5 )
CIU......... 11 ( 10 )
ERC......... 9 ( 8 )
PNV......... 8 ( 7 )
CC............ 3 ( 3 )
BNG ....... 3 ( 2 )
Como puede apreciarse, este cambio, por sí sólo, representaría un gran paso hacia la igualdad de trato para todos. Cada fuerza política ocuparía, en número de escaños, el mismo lugar que ocupa en número de votos. Entre los defensores de esta nueva circunscripción estatal se encuentra uno de los Padres de la Constitución y ex-Presidente del Congreso: el profesor de Derecho Constitucional Gregorio Peces-Barba, quien también ha señalado en repetidas ocasiones la preocupación, cada vez más extendida, por el excesivo "peso" de los nacionalistas en la conducción de la política española. Este efecto de mayor equidad en el reparto de escaños se vería reforzado con otro cambio posible, que proponemos aquí a fin de paliar lo que en la anterior "entrada" calificábamos como el predominio de las hectáreas sobre las personas. Se trataría de reducir de 2 a 1 el número de escaños mínimo por provincia. Estos 52 escaños "liberados" pasarían a engrosar la "bolsa" de la circunscripción estatal, de modo que nos encontraríamos con el siguiente reparto: una cuarta parte del total (102 ) se asignarían mediante la suma estatal de "restos"; otros 54 corresponderían al mínimo por provincia; y los restantes 244 se repartirían de acuerdo con la población de cada provincia.
Con estos cambios sería más difícil que cualquiera de los dos grandes partidos estatales obtuviera la mayoría absoluta, pero se traspasaría el protagonismo de las alianzas parlamentarias hacia otras formaciones minoritarias, de ámbito estatal. Ese mayor protagonismo sería compatible con el objetivo de mantener la estabilidad de fondo que facilita el sistema actual. Después de esto, nos quedaría por ver si es posible alguna modificación que coloque a los nacionalistas en la dimensión que les corresponde, de acuerdo con el voto popular ( no se olvide que todos ellos sumados no llegan ni al 10 por ciento del total de votos emitidos en las últimas Generales). La única modificación posible, y la más drástica, es la que ha propuesto alguna vez el ex-Presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra: establecer un determinado porcentaje sobre el total de votos a escala estatal para tener derecho a acceder al Parlamento. En Alemania, por ejemplo, esa barrera es de nada menos que el 5 por ciento, lo cual se antoja un tanto excesivo. Pero en España, con establecer el listón en el 3 por ciento todos los nacionalistas quedarían fuera, menos CIU, que se "salvaría" por los pelos.

El problema es que una medida como esta sería causa de fuertes tensiones con las fuerzas nacionalistas, que podrían amenazar con "echarse al monte". Quizá en el 77 se perdió la ocasión histórica de hacerlo y ahora sería peor el remedio que la enfermedad. Pero tampoco debería descartarse por completo. Hace unos días, el líder de Convergencia y Unión, Artur Más, decía sin rodeos que "si después del 9-M tenemos la sartén por el mango, vamos a ser mucho más exigentes". Estas descarnadas palabras ponen de relieve lo que tantos hemos temido siempre ( desde la izquierda y desde la derecha ): que los nacionalistas nunca se dan por satisfechos, que cada nueva concesión que arrancan es para ellos sólo una plataforma desde la que planificar nuevas exigencias. Si un señor que tiene detrás al 3 por ciento de los españoles se permite hablar en esos términos, no veo razón democrática alguna para que las fuerzas políticas que tienen detrás a más del 90 por ciento de la ciudadanía no adopten las medidas oportunas -también descarnadamente, ¿por qué no?- para que el disputado mango nunca esté en sus manos.

viernes, 25 de enero de 2008

¿DEBERÍAMOS CAMBIAR NUESTRO SISTEMA ELECTORAL? ( I )


De cuando en cuando retorna al debate político español la conveniencia, o no, de reformar nuestra Ley Electoral. El último en plantearlo públicamente, y además como exigencia para un posible pacto de gobierno con los socialistas, ha sido Gaspar Llamazares, el líder de la formación más perjudicada por el sistema actual. Sin duda es un momento propicio para poner la cuestión sobre la mesa, porque dentro de muy pocas semanas iremos de nuevo a las urnas.
Lo primero que hay que reconocer de la ley actual es que, unida al mecanismo de la moción de censura constructiva que recoge la Constitución, ha proporcionado una gran estabilidad gubernamental. Basta con echar un vistazo a las escenas de estos días de atrás en el Parlamento italiano, para darse cuenta de la importancia vital que tenía esa estabilidad en la consolidación del régimen de libertades que estrenamos en 1.977. En los 30 años largos de democracia sólo se han debatido dos mociones de censura, y ni un sólo Gobierno ha sido derribado en el Parlamento español. La única excepción sería lo ocurrido con el último Gabinete de Felipe González, cuando Jordi Pujol le retiró el apoyo al proyecto de Presupuestos y el líder socialista hubo de convocar Elecciones anticipadas.
Pero en el otro platillo de la balanza tendríamos que colocar el daño que causa a los partidos minoritarios de ámbito nacional la propensión al bipartidismo, con el consiguiente empobrecimiento de la pluralidad democrática y el protagonismo exagerado que han tenido y tienen los partidos nacionalistas, dueños de la llave para formar mayorías parlamentarias cuando ninguna de las dos grandes formaciones nacionales consigue mayoría absoluta.
LAS HECTÁREAS PESAN MÁS QUE LOS CIUDADANOS
La piedra angular de un sistema democrático es el sagrado principio "un hombre, un voto". Pero no existe un sólo sistema electoral que no desvirtúe, de un modo u otro, ese principio. En la España actual la distorsión mayor no es culpa del señor D`Hont, como erróneamente piensan y escriben muchos analistas de nuestra vida política. La distorsión mayor es culpa de la propia Constitución, que divide el territorio nacional en 52 circunscripciones. Si la soberanía nacional es, por definición, un concepto indivisible, los representantes de la misma, para ser fieles al ideal democrático, tendrían que ser elegidos en una circunscripción única, mediante un sistema proporcional puro -por ejemplo, el propio D`Hont- y sin barreras o porcentajes de voto mínimos necesarios para entrar en el reparto de escaños. Un sistema así, que por cierto es el que aplicamos para las Elecciones al Parlamento Europeo, sería extremadamente fiel al principio "un hombre, un voto", pero tendría un grave inconveniente práctico: la dispersión y, en consecuencia, la dificultad para formar mayorías estables.
Ya por el simple hecho de la división en 52 circunscripciones, se está concediendo una importantísima ayuda a los partidos mayoritarios. Además, la Ley Electoral establece un número mínimo de 2 diputados por provincia más los que les correspondan por su número de habitantes. Se configura así un panorama en el que las hectáreas, o los kilómetros cuadrados, tienen más peso que los ciudadanos; de manera que para conseguir un escaño por Guadalajara o Soria, por ejemplo, puede bastar con 25.000 votos, mientras que un escaño por Madrid o Barcelona "cuesta" más de 100.000 votos. Las provincias menos pobladas gozan de una representación mayor de la que les correspondería y en todas ellas los partidos minoritarios lo tienen imposible: en muchos casos, ni siquiera con un 20 por ciento, o más, del voto popular, obtendrían diputados.
El resultado del sistema actual es que en las Elecciones de 2.004, el PSOE obtuvo un escaño en el Congreso por cada 66.500 votos; el PP, uno por cada 65.000; e Izquierda Unida, el grupo más perjudicado, uno por cada 250.000 votos. De haberse celebrado los comicios con un único distrito electoral, los resultados habrían sido los siguientes (entre paréntesis el número de escaños realmente obtenido por cada partido):

Partido Socialista Obrero Español...154 (164)

Partido Popular............................ 136 (148)

Izquierda Unida........................... 18 (5 )

Convergencia y Unión.................. 12(10)

Esquerra Republicana de Cataluña.. 9 (8 )

Partido Nacionalista Vasco............... 6 ( 7 )

Como puede apreciarse, el reparto sería mucho más justo y el peso político decisivo para formar mayoría absoluta en la cámara cambiaría de manos: los nacionalistas seguirían con un peso muy importante, pero Izquierda Unida tendría un peso mayor, más acorde con su número de votos, que la situaron en tercer lugar a escala nacional, por detrás de PSOE y PP.
¿QUÉ OBJETIVOS DEBERÍA BUSCAR UN POSIBLE CAMBIO ELECTORAL?
Es difícil que llegue a producirse el cambio que reclamaba Gaspar Llamazares. En primer lugar, porque al Partido Socialista y al Partido Popular les va bien con lo que hay ahora; y en segundo lugar, porque los nacionalistas también están contentos, porque sus votos, que en conjunto no llegan al 10 por ciento del total, se traducen en una extraordinaria capacidad de presión y de influencia en el Parlamento. Pero el hecho de que un hipotético cambio no les convenga a los dos partidos mayoritarios, no quiere decir que no fuera conveniente o necesario para la democracia española. En mi opinión, sí que es necesario y debería tener los siguientes objetivos: en primer lugar, establecer una relación más justa entre número de votos y número de escaños. En segundo lugar, eliminar el peso excesivo de los territorios frente a las personas, de manera que todos los ciudadanos tengan una representación lo más igualitaria posible, es decir, que unos ciudadanos no elijan, proporcionalmente, más escaños que otros.En tercer lugar, favorecer la supervivencia -en aras de una mayor pluralidad- de las formaciones minoritarias que ámbito nacional. En cuarto lugar, mantener la estabilidad de fondo que proporciona el actual sistema electoral; y en quinto lugar, moderar o reducir el excesivo protagonismo de las fuerzas nacionalistas en la formación de las mayorías de gobierno y en la formulación de las políticas públicas. En la segunda parte de este artículo analizaremos las posibles modificaciones para lograr esos objetivos.







martes, 22 de enero de 2008

CON Z DE ZULEMA: PERIODISMO VOLANDERO EN LA RED

Es preferible un país sin Gobierno antes que un país sin periódicos, dejó escrito Thomas Jefferson, uno de los padres de la Constitución americana. Siempre me ha parecido una frase muy hermosa, un poco ácrata como corresponde a los hombres de credo liberal, que resume muy bien la importancia decisiva de la información para constuir una sociedad libre. Sin libertad de expresión no es posible el derecho a la búsqueda de la propia felicidad, como proclama solemnemente otro de los textos obra de Jefferson: la Declaración de Independencia, de 1.776.
El periodismo, tal como lo entendemos hoy, nació para satisfacer esta necesidad vital del ser humano. Y en consecuencia, quien maneja o controla la información, quien decide qué hechos, qué datos y qué opiniones se le ofrecen al público, dispone de un poder inmenso. Bien es verdad que en una democracia, en una sociedad libre en la que existen multitud de medios de comunicación que compiten entre sí, ese poder que confiere la información está muy repartido. Y en los últimos años, la eclosión de Internet ha venido a democratizar todavía un poco más ese derecho a la información y a la libre expresión de las ideas.
Hoy en día, cualquiera puede ejercer de "periodista por libre" a través de la Red, porque hay pocas cosas más fáciles que poner en marcha un blog o cuaderno de bitácora en el que uno puede ir publicando lo que le da la gana. Otra cosa distinta son las audiencias que uno pueda conseguir frente al seguimiento que tienen los grandes medios de comunicación, pero esto es secundario; lo esencial es que el derecho a comunicar y recibir libremente informaciones y opiniones está al alcance de todos.
Este fenómeno de la "blogosfera" a mí recuerda aquel periodismo de hojas volanderas, propio de los Siglos XVIII y XIX, que estudiábamos en la facultad. ¿Cuántas páginas tenían los periódicos en que publicaba sus artículos Mariano José de Larra? ¿Qué tirada tenían? ¿Cómo se distribuían? ¿Cuánta gente formaba parte de su plantilla? En muchas ocasiones, el propio redactor lo hacía todo: escribía los textos, los componía en la imprenta y luego repartía las hojas en las esquinas más transitadas. Yo mismo viví una situación parecida en los inicios de mi carrera profesional: escribía los textos del boletín municipal, los llevaba a la imprenta con mi propuesta de maquetación, recogía luego los ejemplares, los cargaba en el maletero de mi viejo R-8 y me hacía una ruta por toda la ciudad, dejando un buen manojo en cada quiosco. La gran ventaja que representa Internet para este periodismo de corte volandero es que te lo hace todo gratis: sólo necesitas sentarte a la mesa y darle al teclado.
Así pues, el universo de la "blogosfera" constituye una auténtica tierra prometida para todos los ciudadanos en general, pero especialmente para quienes hemos ejercido profesionalmente el oficio de periodistas y, por las razones que sean, nos hemos visto de pronto expulsados del mercado laboral. No sólo es la tierra prometida, es también una magnífica e irresistible tentación para quienes tenemos al menos tres cosas: una cierta vocación por la tarea de juntar palabras ( no digamos escribir, que es palabra mayor que no debe usarse en vano), una cierta cantidad de tiempo que no sabemos, o no podemos, emplear en otra actividad y una cierta vanidad para creer que lo que pensemos o digamos puede interesarle a alguien.

ACERCA DEL NOMBRE Y LOS PROPÓSITOS DE ESTA BITÁCORA
Estaría yo exagerando mucho si dijera que el puente Zulema -con sus cinco ojos de medio punto y sólida fábrica de hormigón armado- es a la ciudad de Alcalá de Henares lo que el puente de Brooklyn a Nueva York. Pero forma parte, sin lugar a dudas, de sus señas de identidad más reconocibles. Fue levantado en uno de los parajes más atractivos de los perezosos meandros que traza el río por el costado sur de la milenaria villa. Nada más cruzarlo, comienza la sinuosa subida hacia el monte Gurugú. La carretera atraviesa un paisaje muy quebrado, en el que la erosión ha ido abriendo profundísimos surcos a lo largo del tiempo. Delimitan este paisaje otros dos cerros, cuyos contornos sobresalen por encima de todos los demás. Hacia el oeste, el Viso, donde los arqueólogos sitúan el primitivo asentamiento humano que dio origen a la urbe actual; y hacia el este, el Ecce Homo, con los restos de una antigua fortaleza mora en su base. La caprichosa repoblación de décadas pasadas vistió al primero con el manto verde de los pinos, mientras que el segundo quedó con sus rojizos predegales al aire, expuestos a la acción inmisericorde de todos los elementos, y en los que a duras penas sobrevive una rala vegetación mesetaria.

Cualquiera de estos nombres -y también el de Complutum, que los romanos dieron a Alcalá- habría encajado bien con mis propósitos. Si elegí el del puente - aparte de que me parece el más bonito, sonoro y redondo de todos- fue por un puro sentido de la oportunidad o del oportunismo. La Z, última letra de nuestro abecedario, manda mucho en la política española. Se instaló en La Moncloa con Adolfo Suárez y ha llegado a su glorificación absoluta con ZP. Y, si se me permite un juego de palabras, podríamos decir que seguirá mandando mucho, pase lo que pase el 9 de Marzo, porque o gobierna ZP o gobierna PZ, o sea, Manuel Pizarro. Aunque en este último caso, el protagonismo habría de compartirlo con su vecina la Y, que acudiría al baile del bracete de Rajoy Brey.
Por otra parte, con Zulema Digital he querido rendir un pequeño homenaje a la ciudad que me acoge desde niño. Cuando uno arroja un mensaje a ese océano inmenso que es Internet, nunca sabe quién acabará encontrando y leyendo ese mensaje. Pero si en algún sitio están mis lectores favoritos, ese sitio no es otro que Alcalá de Henares, muy cerca de Meco, en el exacto centro geográfico de la península Ibérica. Más difícil será, por el contrario, que esta bitácora llegue a ser la favorita de mis convencinos en la milenaria Complutum. Se hará lo que se pueda.